Jesucristo está vivo, y camina contigo aquí y ahora

«La fe no es un repertorio del pasado, Jesús no es un personaje obsoleto. Él está vivo, aquí y ahora. Camina contigo cada día, en la situación que te toca vivir, en la prueba que estás atravesando, en los sueños que llevas dentro». Así nos decía el Papa Francisco en la Vigilia pascual. En efecto, el Cristianismo no es una ideología, sino una Persona viva, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, que por amor a cada uno de nosotros ha compartido nuestra existencia humana, desde el seno de María al seno de la tierra en un sepulcro; sin embargo, si al sufrir y morir nos ha mostrado su amor extremo, al resucitar ha consumado su obra redentora, abriéndonos las puertas de la Vida con mayúscula, la Vida eterna, plenitud del Bien, Verdad y Belleza que el hombre busca sin cesar, pues «nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti».

Es cierto que muchas veces buscamos esa felicidad por caminos equivocados, pero el Buen Pastor nos busca a nosotros aun con mayor empeño, y sale al encuentro, no solo de las mujeres fieles, sino también de los discípulos de Emaús desalentados, de Pedro con sus negaciones, de los apóstoles que lo abandonaron, del incrédulo Tomás…

Por ello, el tiempo pascual es por excelencia el tiempo de la misericordia y el gozo. No de unas satisfacciones superficiales para disimular las heridas del corazón, o de un mero bienestar que quiere evitar a toda costa los problemas, sino de una alegría honda, compatible con el sufrimiento, porque está atravesada por la gran Esperanza de la Resurrección del Crucificado, que nos recuerda que «era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria» (Lc 24,26).

Sí, todo cambia con esta luz pascual, como bellamente nos decía el Papa en la citada homilía:

Con Él, la vida cambiará. Porque más allá de toda derrota, maldad y violencia, más allá de todo sufrimiento y más allá de la muerte, el Resucitado vive y el Resucitado gobierna la historia.

Hermana, hermano si en esta noche tu corazón atraviesa una hora oscura, un día que aún no ha amanecido, una luz sepultada, un sueño destrozado, ve, abre tu corazón con asombro al anuncio de la Pascua: «¡No tengas miedo, resucitó! Te espera en Galilea». Tus expectativas no quedarán sin cumplirse, tus lágrimas serán enjugadas, tus temores serán vencidos por la esperanza. Porque, sabes, el Señor te precede siempre, camina siempre delante de ti. Y, con Él, siempre la vida comienza de nuevo.

Es la Esperanza que compartimos en la gran familia de Radio María, y que quisiéramos anunciar a todos los hombres, bajo la guía de Aquella que permaneció fiel al pie de la Cruz y que ahora, como Reina del Cielo y Madre de la Iglesia, es Causa de nuestra alegría.

¡Santa y feliz Pascua de Resurrección!

Con mi bendición,