Presentamos el 2º y último capítulo de San Juan de Sahagún, sacerdote y agustino. Una de sus mayores tareas era pacificar los ánimos de los habitantes de Salamanca que vivían atrincherados en dos bandos dando lugar a situaciones muy violentas. Dios le concedió el don de realizar milagros que se multiplicaron después de su muerte cuando rogaban la intercesión del santo. Era gran predicador y decía muchas verdades que denunciaban situaciones escandalosas, sin decir nombres, pero se daban por aludidos. Esto le produjo problemas pero no se amilanó. Murió a los 49 años, se dice que envenenado por una mujer a la que su amante la abandonó después de escuchar al santo.