Su infancia la vivió en estrecho contacto con el monasterio de La Aldehuela, la presencia e influjo de la Madre Maravillas fue modelando el deseo de anunciar el Evangelio en tierras lejanas. Ordenado sacerdote empezó a vivir su sueño misionero haciendo crecer una parroquia desde la nada en Valdemoro, hasta que un encuentro marcado por el Padre Pío, le llevo a Lago Verde en Brasil. En unas comunidades que no sabían lo que era tener sagrario hasta que llegó él. El P. Alberto Íñigo, desgasta su vida por llevar a Cristo a un pueblo que sufre pero que también sabe amar al Señor de una manera que ha cambiado el corazón de este joven misionero.