El rincón del director


«Mirad, estamos subiendo a Jerusalén...» (Mt 20,18)
En el Mensaje para la Cuaresma de este año el Papa Francisco nos
recuerda que el ayuno, la oración y la limosna son expresión de nuestra
conversión para acompañar a Jesús en su camino hacia la Pascua. El
camino "de la privación (el ayuno), la mirada y los gestos de amor hacia
el hombre herido (la limosna) y el diálogo filial con el Padre (la
oración) nos permiten encarnar una fe sincera, una esperanza viva y una
caridad operante".
El Papa comienza por señalar que la fe nos llama a acoger y vivir la Verdad que se manifestó en Cristo, lo cual significa ante todo dejarse alcanzar por la Palabra de Dios. Una Verdad que "podemos comprender gracias a la inteligencia del corazón, abierto a la grandeza de Dios que nos ama antes de que nosotros mismos seamos conscientes de ello". Sí, la Cuaresma es un tiempo para creer y recibir a Dios en nuestra vida, para lo cual necesitamos ayunar, liberar nuestra existencia de todo lo que estorba, "incluso de la saturación de informaciones y productos de consumo, para abrir las puertas de nuestro corazón al Hijo de Dios Salvador".
En segundo lugar, el mensaje pontificio nos habla de la esperanza, que Jesús transmite cuando, tras anticipar su pasión y muerte, anuncia: "Y al tercer día resucitaré". "Esperar con Él y gracias a Él quiere decir creer que la historia no termina con nuestros errores, nuestras violencias e injusticias, ni con el pecado que crucifica al Amor. Significa saciarnos del perdón del Padre en su Corazón abierto".
En el actual contexto en el que todo parece frágil e incierto, el Papa nos invita a "decir palabras de aliento, que reconfortan, que fortalecen, que consuelan, que estimulan". Y es que, señala el Pontífice, "a veces, para dar esperanza, es suficiente con ser una persona amable, que deja a un lado sus ansiedades y urgencias para prestar atención, para regalar una sonrisa, para decir una palabra que estimule".
Ahora bien, para transmitir esperanza necesitamos recibirla de Dios "en el recogimiento y el silencio de la oración", donde encontramos "en la intimidad, al Padre de la ternura".
Finalmente, el Papa se centra en la virtud reina de la vida cristiana, la caridad, vivida tras las huellas de Cristo, mostrando compasión por cada persona que sufre.
El Santo Padre recuerda los episodios bíblicos de la viuda de Sarepta, que dio su único pan al profeta Elías, y de la multiplicación de los panes que realizó Jesús, para concluir bellamente que "lo poco que tenemos, si lo compartimos con amor, no se acaba nunca, sino que se transforma en una reserva de vida y de felicidad. Así sucede con nuestra limosna, ya sea grande o pequeña, si la damos con gozo y sencillez".
Y
nos indica que en estos momentos, "vivir una Cuaresma de caridad quiere
decir cuidar a quienes se encuentran en condiciones de sufrimiento,
abandono o angustia a causa de la pandemia de COVID-19".
En definitiva, concluye el Papa Francisco, "esta
llamada a vivir la Cuaresma como camino de conversión y oración, y para
compartir nuestros bienes, nos ayuda a reconsiderar, en nuestra memoria
comunitaria y personal, la fe que viene de Cristo vivo, la esperanza
animada por el soplo del Espíritu y el amor, cuya fuente inagotable es
el corazón misericordioso del Padre".
Todo un precioso programa de vida que quisiéramos acoger en Radio María
en nuestras diversas actividades y programación cuaresmal,
intensificando lo que alimenta nuestra fe, esperanza y caridad, a través
del anuncio de la Palabra de Dios, diversas tandas de Ejercicios
Espirituales y charlas cuaresmales, retransmisiones litúrgicas
especiales, rezo del Vía Crucis, peregrinación de la imagen de la "Reina
de Radio María" con nuestros voluntarios, preparación de la
consagración a S. José en este año especialmente dedicado a él...
Contamos
para todo ello con tu oración, limosna y apostolado de esta radio
evangelizadora, para que cumpla cada vez mejor, en estos tiempos
difíciles, su misión de anuncio de la conversión y fe en la Buena
Noticia.
Y pedimos, como el Papa al final de su mensaje cuaresmal:
"Que María, Madre del Salvador, fiel al pie de la cruz y en el corazón de la Iglesia, nos sostenga con su presencia solícita, y la bendición de Cristo resucitado nos acompañe en el camino hacia la luz pascual".
En Jesús, María y José,
