Jezabel

La tierra prometida 22/03/23

MUERTE DE JEHÚ, REY DE ISRAEL: Después de acabar con las vidas Joram, Ocozías y Jezabel, Jehú borra toda huella de la familia de Joram, designada como Ajab, toda huella de la familia de Ocozías y, finalmente, toda huella de los profetas y seguidores de Baal apoyados por Jezabel. Pero Jehú, una vez que extirpó de Israel a Baal, siguió adorando a los becerros de oro que había en Betel y en Dan. De ahí que el reinado de Jehú se valore negativamente y que los reveses que Jehú sufre frente a los enemigos exteriores sean presentados como castigo de Dios a Israel.

La tierra prometida 27/07/22

EL SEÑOR ENVÍA AL PREOFETA ELÍAS: Cuando la arrogancia de Ajab y Jezabel ha alcanzado su clímax, Dios envía al profeta Elías. Jezabel se había designado a sí misma ministro de Baal, a quien predicaba como el dios supremo, es decir, como el señor de los cielos y de los infiernos, y, por tanto, como el dios que enviaba las lluvias y daba la fertilidad de los campos. Por eso Elías increpa a Ajab y a Jezabel amenazándoles de alzar sobre ellos un cielo de hierro y bajo ellos una tierra de bronce. Tras el oráculo del profeta, que supone la descalificación radical del culto a Baal, el Señor ordena a Elías ocultarse en el torrente Querit y, más tarde, en Sarepta donde es alimentado por una pobre viuda que vive con su hijo.

La tierra prometida 22/03/23

MUERTE DE JEHÚ, REY DE ISRAEL: Después de acabar con las vidas Joram, Ocozías y Jezabel, Jehú borra toda huella de la familia de Joram, designada como Ajab, toda huella de la familia de Ocozías y, finalmente, toda huella de los profetas y seguidores de Baal apoyados por Jezabel. Pero Jehú, una vez que extirpó de Israel a Baal, siguió adorando a los becerros de oro que había en Betel y en Dan. De ahí que el reinado de Jehú se valore negativamente y que los reveses que Jehú sufre frente a los enemigos exteriores sean presentados como castigo de Dios a Israel.

La tierra prometida 27/07/22

EL SEÑOR ENVÍA AL PREOFETA ELÍAS: Cuando la arrogancia de Ajab y Jezabel ha alcanzado su clímax, Dios envía al profeta Elías. Jezabel se había designado a sí misma ministro de Baal, a quien predicaba como el dios supremo, es decir, como el señor de los cielos y de los infiernos, y, por tanto, como el dios que enviaba las lluvias y daba la fertilidad de los campos. Por eso Elías increpa a Ajab y a Jezabel amenazándoles de alzar sobre ellos un cielo de hierro y bajo ellos una tierra de bronce. Tras el oráculo del profeta, que supone la descalificación radical del culto a Baal, el Señor ordena a Elías ocultarse en el torrente Querit y, más tarde, en Sarepta donde es alimentado por una pobre viuda que vive con su hijo.