1265: El Bautismo genera una nueva vida: El n. 1265 nos enseña, con diversas expresiones neotestamentarias, que el Bautismo hace del neófito una criatura nueva, hijo adoptivo de Dios, partícipe de la naturaleza divina, miembro de Cristo, coheredero con Él y templo del Espíritu Santo.- Vida de S. Ignacio de Loyola (55).
San Ignacio de Loyola
1260 (cont.) -1261: Más sobre el Bautismo de deseo. Destino de los niños muertos sin bautizar: Con ayuda del P. J.A. Goenaga sintetizamos este apartado sobre la necesidad del Bautismo y las diferencias entre recibirlo sacramentalmente y en deseo. Finalmente, comentamos el n. 1261 (con el marginal 1250), que trata de la salvación de los niños muertos sin Bautismo.- Vida de S. Ignacio de Loyola (52).
1269 (cont.): Vida fraterna de los miembros de la Iglesia: Seguimos comentando el n. 1269 (con el marginal 871), que cita algunos textos neotestamentarios que nos hablan de algunas actitudes necesarias en la vida eclesial (servicio, mutua sumisión, obediencia a los pastores, etc.); y recuerda además que, junto a sus deberes, el bautizado goza también de derechos en el seno de la Iglesia, ante todo, recibir la Palabra de Dios y los sacramentos.- Vida de S. Ignacio de Loyola (60).
1266 (cont.): Virtudes infusas y dones del Espíritu Santo comunicados en el Bautismo: Profundizamos en el n. 1266, con la ayuda de los marginales 1812, 1831 y 1810, que nos anticipan algo sobre la naturaleza de las virtudes y dones infundidos en el alma del bautizado.- Vida de S. Ignacio de Loyola (57).
1264: La remisión de los pecados no elimina la concupiscencia: El n. 1264 (con los marginales 976, 2514, 1426 y 403) enseña que, a pesar de que el Bautismo perdona todos los pecados, permanecen en el bautizado las fragilidades de la vida humana y la inclinación al pecado, que la Tradición llama concupiscencia, que no daña al que no consiente en ella, sino que le ayuda a madurar en el combate espiritual, apoyado en la gracia de Cristo.- Vida de S. Ignacio de Loyola (54).
1260 (cont.): Razones de la obligación misionera de la Iglesia: Seguimos comentando el n. 1260 (con el marginal 848), con ayuda de textos de S. Juan Pablo II y del Papa Francisco, en los que vemos cómo los caminos extraordinarios de salvación, que Dios puede inspirar a cualquier hombre, no anulan el mandato misionero que Él mismo nos señala para que todos los hombres puedan vivir con la abundancia de medios explícitos que se nos ofrecen en la vida de la Iglesia.-Vida de S. Ignacio de Loyola (51).
1260 (cont.): Caminos ordinarios y extraordinarios de salvación: Seguimos profundizando en el n. 1260, con los textos que cita del Vaticano II, que conjugan la confianza en que Dios ofrece caminos extraordinarios de salvación a los que sin culpa no han conocido el Evangelio, con la obligación del anuncio misionero por parte de la Iglesia, como nos recordó también S. Pablo VI en la Evangelii Nuntiandi.- Vida de S. Ignacio de Loyola (50).
1257 (cont.): El Bautismo es necesario para la salvación: Seguimos comentando el n. 1257, que fundamenta con textos bíblicos y del Magisterio eclesial la necesidad del Bautismo en la única mediación salvífica de Cristo y su prolongación en la Iglesia. Por ello, el sacramento es necesario para la salvación en aquellos a los que el Evangelio ha sido anunciado, matizando que Dios no queda sometido a sus sacramentos.- Vida de S. Ignacio de Loyola (47).
1253 (cont.)-1255: Crecimiento de la fe tras el Bautismo: Repasamos el n. 1253, que nos recuerda que la fe requerida para el Bautismo no es una fe madura, sino que está llamada a crecer y desarrollarse, sobre lo cual incide el n. 1254 (con el marginal 2101), que hace alusión a la renovación anual de las promesas bautismales en la noche pascual. Para ayudar a ese desarrollo de la gracia bautismal, el n. 1255 (con el marginal 1311) nos habla de los padrinos y las condiciones para serlo.- Vida de S. Ignacio de Loyola (45).
1258-1260: El Bautismo de deseo: El n. 1258 (con el marginal 2473) y el n. 1259 (con el marginal 1249) nos hablan del Bautismo de sangre y Bautismo de deseo de los mártires y catecúmenos, que producen los frutos del Bautismo aun sin ser sacramento. Y comenzamos el comentario del n. 1260, que plantea el tema de fondo de cómo se conjuga la voluntad salvífica universal de Dios con la necesidad del Bautismo para la salvación.- Vida de S. Ignacio de Loyola (49).
1256-1257: El ministro y la necesidad del Bautismo: Comentamos el n. 1256, que enseña que el ministro ordinario del Bautismo es el obispo, presbítero o diácono, pero que en caso de necesidad puede bautizar cualquier persona, incluso no cristiana, siempre que haga lo que hace la Iglesia y con la intención de esta. Y comenzamos el comentario del n. 1257, que nos habla de la necesidad del Bautismo.- Vida de S. Ignacio de Loyola (46).
1251 (cont.)-1253: Importancia del Bautismo de los niños en la educación cristiana. Relación entre la fe y el Bautismo: Seguimos comentando el n. 1251, junto a los textos del Conc. Vaticano II ahí citados, que exponen la vocación y misión evangelizadora de los padres cristianos respecto a sus hijos. El n. 1252, por su parte, recuerda que la práctica de bautizar a los niños pequeños es una tradición inmemorial de la Iglesia. Y pasamos, con el n. 1253, al apartado sobre la relación entre el Bautismo y la fe, que tiene una dimensión eclesial a la vez que personal.- Vida de S. Ignacio de Loyola (44).
1265: El Bautismo genera una nueva vida: El n. 1265 nos enseña, con diversas expresiones neotestamentarias, que el Bautismo hace del neófito una criatura nueva, hijo adoptivo de Dios, partícipe de la naturaleza divina, miembro de Cristo, coheredero con Él y templo del Espíritu Santo.- Vida de S. Ignacio de Loyola (55).
1260 (cont.) -1261: Más sobre el Bautismo de deseo. Destino de los niños muertos sin bautizar: Con ayuda del P. J.A. Goenaga sintetizamos este apartado sobre la necesidad del Bautismo y las diferencias entre recibirlo sacramentalmente y en deseo. Finalmente, comentamos el n. 1261 (con el marginal 1250), que trata de la salvación de los niños muertos sin Bautismo.- Vida de S. Ignacio de Loyola (52).
1269 (cont.): Vida fraterna de los miembros de la Iglesia: Seguimos comentando el n. 1269 (con el marginal 871), que cita algunos textos neotestamentarios que nos hablan de algunas actitudes necesarias en la vida eclesial (servicio, mutua sumisión, obediencia a los pastores, etc.); y recuerda además que, junto a sus deberes, el bautizado goza también de derechos en el seno de la Iglesia, ante todo, recibir la Palabra de Dios y los sacramentos.- Vida de S. Ignacio de Loyola (60).
1266 (cont.): Virtudes infusas y dones del Espíritu Santo comunicados en el Bautismo: Profundizamos en el n. 1266, con la ayuda de los marginales 1812, 1831 y 1810, que nos anticipan algo sobre la naturaleza de las virtudes y dones infundidos en el alma del bautizado.- Vida de S. Ignacio de Loyola (57).
1264: La remisión de los pecados no elimina la concupiscencia: El n. 1264 (con los marginales 976, 2514, 1426 y 403) enseña que, a pesar de que el Bautismo perdona todos los pecados, permanecen en el bautizado las fragilidades de la vida humana y la inclinación al pecado, que la Tradición llama concupiscencia, que no daña al que no consiente en ella, sino que le ayuda a madurar en el combate espiritual, apoyado en la gracia de Cristo.- Vida de S. Ignacio de Loyola (54).
1260 (cont.): Razones de la obligación misionera de la Iglesia: Seguimos comentando el n. 1260 (con el marginal 848), con ayuda de textos de S. Juan Pablo II y del Papa Francisco, en los que vemos cómo los caminos extraordinarios de salvación, que Dios puede inspirar a cualquier hombre, no anulan el mandato misionero que Él mismo nos señala para que todos los hombres puedan vivir con la abundancia de medios explícitos que se nos ofrecen en la vida de la Iglesia.-Vida de S. Ignacio de Loyola (51).
1260 (cont.): Caminos ordinarios y extraordinarios de salvación: Seguimos profundizando en el n. 1260, con los textos que cita del Vaticano II, que conjugan la confianza en que Dios ofrece caminos extraordinarios de salvación a los que sin culpa no han conocido el Evangelio, con la obligación del anuncio misionero por parte de la Iglesia, como nos recordó también S. Pablo VI en la Evangelii Nuntiandi.- Vida de S. Ignacio de Loyola (50).
1257 (cont.): El Bautismo es necesario para la salvación: Seguimos comentando el n. 1257, que fundamenta con textos bíblicos y del Magisterio eclesial la necesidad del Bautismo en la única mediación salvífica de Cristo y su prolongación en la Iglesia. Por ello, el sacramento es necesario para la salvación en aquellos a los que el Evangelio ha sido anunciado, matizando que Dios no queda sometido a sus sacramentos.- Vida de S. Ignacio de Loyola (47).
1253 (cont.)-1255: Crecimiento de la fe tras el Bautismo: Repasamos el n. 1253, que nos recuerda que la fe requerida para el Bautismo no es una fe madura, sino que está llamada a crecer y desarrollarse, sobre lo cual incide el n. 1254 (con el marginal 2101), que hace alusión a la renovación anual de las promesas bautismales en la noche pascual. Para ayudar a ese desarrollo de la gracia bautismal, el n. 1255 (con el marginal 1311) nos habla de los padrinos y las condiciones para serlo.- Vida de S. Ignacio de Loyola (45).
1258-1260: El Bautismo de deseo: El n. 1258 (con el marginal 2473) y el n. 1259 (con el marginal 1249) nos hablan del Bautismo de sangre y Bautismo de deseo de los mártires y catecúmenos, que producen los frutos del Bautismo aun sin ser sacramento. Y comenzamos el comentario del n. 1260, que plantea el tema de fondo de cómo se conjuga la voluntad salvífica universal de Dios con la necesidad del Bautismo para la salvación.- Vida de S. Ignacio de Loyola (49).
1256-1257: El ministro y la necesidad del Bautismo: Comentamos el n. 1256, que enseña que el ministro ordinario del Bautismo es el obispo, presbítero o diácono, pero que en caso de necesidad puede bautizar cualquier persona, incluso no cristiana, siempre que haga lo que hace la Iglesia y con la intención de esta. Y comenzamos el comentario del n. 1257, que nos habla de la necesidad del Bautismo.- Vida de S. Ignacio de Loyola (46).
1251 (cont.)-1253: Importancia del Bautismo de los niños en la educación cristiana. Relación entre la fe y el Bautismo: Seguimos comentando el n. 1251, junto a los textos del Conc. Vaticano II ahí citados, que exponen la vocación y misión evangelizadora de los padres cristianos respecto a sus hijos. El n. 1252, por su parte, recuerda que la práctica de bautizar a los niños pequeños es una tradición inmemorial de la Iglesia. Y pasamos, con el n. 1253, al apartado sobre la relación entre el Bautismo y la fe, que tiene una dimensión eclesial a la vez que personal.- Vida de S. Ignacio de Loyola (44).