ID TAMBIÉN VOSOTROS A MI VIÑA

“Dios tiene sed de que el hombre tenga sed de El” (Catecismo 2560)

La voz del director

Por:
P. Luis Fernando de Prada
30-04-2023

Jesús había cumplido su misión. Enviado por el Padre, nos había mostrado, con hechos y palabras, quién es Dios, qué es el hombre, y cuál es el sentido de nuestra vida: la unión del hombre con Él, que nos lleva a la mayor felicidad posible en esta vida y a la salvación eterna. Un destino que Jesucristo nos hizo posible al reparar nuestros pecados con la ofrenda redentora de su persona, a través del Misterio Pascual, que estamos celebrando en estos meses: Muerte, Resurrección, Ascensión y Pentecostés.

En esa obra de Redención el Señor contó con la especialísima participación y mediación materna de María, que sigue ejercitando como Madre de la Iglesia. Pero también pide nuestra colaboración:

Id y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos (Mt 28,18s).

Sí, hasta el fin de los tiempos estamos llamados a la misión evangelizadora. A pastores, consagrados y laicos nos puede decir el Señor: “¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?”. Le respondieron: “Nadie nos ha contratado”. Él les dijo: “Id también vosotros a mi viña” (Mt 20,6s).

Sin embargo, en este mundo secularizado podríamos pensar que es inútil realizar ese anuncio, pues parece que el hombre vive a gusto sin necesidad de Dios. Pero no es así. Un mundo en el que crecen exponencialmente la tristeza, depresión y ansiedad, muchas veces como consecuencia de un vacío existencial que se intenta llenar con emociones superficiales y transitorias y placeres adictivos y destructores, no es un mundo feliz; un mundo que no tiene ninguna respuesta -más allá del aborto, eutanasia y suicidio- a la limitación, sufrimiento y perspectiva de la muerte, es un mundo profundamente enfermo, que necesita el anuncio creíble de una gran esperanza que dé sentido a toda vida humana. Sí, consciente o inconscientemente, todo hombre sigue teniendo sed de Amor, Verdad, Vida y Belleza infinitas y eternas; y, lo sepa o no, esa realidad última que busca el hombre se llama Dios.

Dicho de otra forma: todo hombre tiene sed de Dios. A esta certeza antropológica se une otra, de orden teológico, que conocemos por la Revelación: Dios tiene sed del hombre. Obviamente, esta sed de Dios no es consecuencia de indigencia alguna de su parte -como sí lo es en el caso del hombre-, sino de que, habiendo querido libremente ofrecer al ser humano el más profundo amor de amistad -el que se da entre esposos, padres e hijos, etc.-, ese tipo de amor implica el deseo de correspondencia; un amor del hombre a Dios que, por otra parte, constituye el único bien definitivo de la criatura racional.

El Catecismo de la Iglesia Católica (2560) une ambas verdades en un precioso texto: “Jesús tiene sed, su petición llega desde las profundidades de Dios que nos desea. La oración, sepámoslo o no, es el encuentro de la sed de Dios y de la sed del hombre. Dios tiene sed de que el hombre tenga sed de Él”.

Esas certezas deben impulsarnos a anunciar a todos la Buena Noticia, que sintetizaba así San Juan Pablo II una exhortación postsinodal especialmente dirigida a los laicos:

¡El hombre es amado por Dios! Éste es el simplicísimo y sorprendente anuncio del que la Iglesia es deudora respecto del hombre. La palabra y la vida de cada cristiano pueden y deben hacer resonar este anuncio: ¡Dios te ama, Cristo ha venido por ti; para ti Cristo es “el Camino, la Verdad, y la Vida»! (Christifideles laici, 34).

Radio María no tiene otro fin que el de colaborar con la Iglesia en esta misión evangelizadora, y no solo en donde nació, sino en todo el mundo, en el que ya está presente en 82 países. Para que pueda seguir esa expansión en España y muchas otras naciones, realizamos nuestra Campaña de mayo, con los días fuertes de la Mariathon misionera bajo la mirada de María, que comenzaremos invocando en su santuario parisino de la Medalla Milagrosa, para culminar en la capelinha de Fátima el 13 de mayo. Esperamos contar, un año más, con tu oración, sacrificio, testimonio y donativo.

Porque tú también, querido hermano, has sido enviado por Cristo a evangelizar de una forma u otra. Y recordemos lo que nos dijo hace algún tiempo (1-10-19) el Papa Francisco citando al sacerdote chileno S. Alberto Hurtado: “Está bien no hacer el mal. Pero es malo no hacer el bien”. Y el Papa añadía: “El secreto para poseer la vida es entregarla. Vivir de omisiones es renegar de nuestra vocación: la omisión es contraria a la misión”.

Con mi bendición,

Firma del Director

La voz del director

Por:
P. Luis Fernando de Prada