En las lecturas del XXXI Domingo del Tiempo Ordinario escucharemos el texto del profeta Malaquías, que en el siglo V a.C. lanza un duro ataque a los sacerdotes de su época, por lo mal que realizan el culto y el mal ejemplo que dan en su vida; buscan su propia gloria en vez de la de Dios. Después escucharemos el salmo 130: "Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor". En la segunda lectura, veremos el aprecio que tiene san Pablo por la comunidad de Tesalónica y les recuerda que no les ha trasmitido palabras de hombre sino la Palabra de Dios. Por último, en el evangelio escuchamos cómo Jesús se presenta como el único Maestro que enseña con la vida antes que con la predicación, en contraposición a los escribas y fariseos que se han sentado en la Cátedra de Moisés.