Fortaleza (2): Esta virtud, que supone la vulnerabilidad del hombre y la cercanía de la muerte, no lleva al fuerte a despreciar la vida, ni le hace insensible o impávido, sino que 'valiente es el que no deja que el miedo a los males perecederos y penúltimos le haga abandonar los bienes últimos y auténticos' (J. Pieper). Vemos también la relación de la fortaleza con otras virtudes, su doble movimiento (resistir y atacar), los tres órdenes en que actúa (vital, moral y místico), y otras enseñanzas de Sto. Tomás de Aquino y J. Pieper que nos ayudarán a vivir conforme a la fortaleza que nos quiere comunicar Jesucristo.