Capítulos del 15 al 18, con los que se acaba el libro cuarto y también el libro. En estos capítulos Kempis nos invita a pedirle a Dios en la oración que nos conceda devoción por la Eucaristía y a no intentar razonar o comprender este sacramento sino abandonarnos en la fe.
En el programa de hoy se van a leer los capítulos del 11 al 14 y ya entramos en la recta final, en el próximo programa se completará la lectura del Kempis. "Clásicos de Espiritualidad" continuará con la lectura de otro conocido libro. Kempis sigue enseñándonos a cerca de la Eucaristía.... es el gran deseo de las almas devotas: recibir a Cristo en la Comunión y unirse a él. Considera necesario este sacramento para la vida del cristiano al igual que la lectura de las Sagradas Escrituras. Sería deseable sentir este deseo por recibir la Eucaristía y unirse a Jesucristo al igual que las almas devotas, hay que pedirlo a Dios con fe en la oración personal y saber esperar el tiempo de Dios.
Capítulos del 7 al 10 del libro 4º de la Imitación de Cristo. Kempis sigue enseñándonos a prepararnos para recibir el sacramento de la Eucaristía, en estos capítulos trata el examen de conciencia y propósito de enmienda. Los capítulos 8 y 9 los dedica al ofrecimiento total de uno mismo a Dios a ejemplo de Jesucristo que se entregó todo por nosotros. Como música escucharemos un fragmento del himno Adorote Devote compuesto por Tomás de Aquino, dedicado al Santísimo Sacramento.
Continuamos con la lectura del libro 4º del Kempis, concretamente los capítulos 3, 4, 5 y 6. Kempis va reflexionando y enseñando el misterio del Sacramento Eucarístico, en particular la necesidad de recibirlo con frecuencia y devoción. Las palabras que el discípulo dirige a Jesucristo son verdaderas oraciones que el lector puede hacer suyas. El capítulo 5 va dirigido a los sacerdotes. Les invita a tener presente la dignidad que se les ha otorgado al recibir la ordenación y que su forma de vida esté en consecuencia con tal dignidad.
En el programa de hoy se van a leer los capítulos 1 y 2 del libro cuarto y último de La Imitación de Cristo. El libro cuarto está dedicado completamente al sacramento de la Eucaristía. En estos capítulos Kempis reflexiona asombrándose del abajamiento de todo un Dios Omnipotente al encerrarse en las especies del Pan y Vino, solo por amor al hombre. Consecuencia de este asombro denuncia cuan poco tiempo e intensidad se dedica a prepararse para recibir la Eucaristia.
En el programa de hoy se van a leer los capítulos 58 y 59 con los que acaba el libro tercero. Comienza el libro cuarto y último de "La imitación de Cristo", está dedicado al Sacramento de la Eucaristía, se leerá un fragmento del primer capítulo que continuará en el próximo programa. En los capítulos de hoy Kempis nos invita a mantener una actitud humilde para recordar siempre que Dios es Dios y el hombre sólo es criatura, por tanto nunca llegará a entender los juicios de Dios, sólo puede descansar en su voluntad. Escucharemos una canción basada en la poesía de Sta. Teresa de Jesús: "Nada te turbe", en versión de Taizé.
En el programa de hoy se van a leer los capítulos 55, 56 y 57. Para el próximo programa está previsto terminar el libro tercero y comenzar el cuarto y último libro de la Imitación de Cristo. Kempis continúa hablando de la naturaleza y de la gracia, identifica la naturaleza con las pasiones de la carne, que sólo se vencen con la gracia que Dios nos regala y que hay que pedirla insistentemente. Que no nos desalentemos al volver a caer siempre en las mismas faltas, confiando en la misericordia de Dios y llevándolo con paciencia es ya de por sí un buen ejercicio de humildad.
En el programa de hoy se van a leer los capítulos 52,53 y 54 del libro tercero del Kempis. El hombre humilde reconoce su nada y se siente indigno ante Dios. Se entristece cuando cae, pero esa tristeza está salpicada de la alegría que le produce la esperanza en un Dios misericordioso. Recuerda la frase del salmista "Qué es el hombre para que te acuerdes de él?. Nos habla después que la mayor victoria es la que se realiza sobre uno mismo y por medio de la cual se alcanza la libertad del hombre interior, da como resultado paz y gozo en el corazón. En el último capítulo, contrapone los impulsos que provienen de la naturaleza y los que provienen de la gracia, nos da claves para poderlos distinguir y seguir el camino de la gracia. Identifica la naturaleza con el exterior, terreno y pasajero y la gracia como interior, espiritual y eterno.
En el programa de hoy se van a leer los capítulos 49,50 y 51 del libro tercero de "La imitación de Cristo". Kempis sigue hablando de la vida eterna. Cuando sintamos ganas de estar ya en el cielo, gozando de la vida eterna, demos gracias a Dios porque es un don que Dios nos regala. El recuerdo de este deseo nos ayudará en las tribulaciones. Cuando toma la palabra el alma del discípulo, como en el capítulo 50 Kempis aprovecha para enseñarnos cómo dirigirnos a Dios en la oración de petición y qué es lo más conveniente pedir. Por último, nos recuerda que mientras vivamos seremos probados y muchas veces nuestro fervor decae, sentimos sequedad en la oración. Nos aconseja en este caso dedicarnos a hacer buenas obras exteriores, sencillas y humildes, pero sobre todo esperar y confiar en Dios.
En el programa de hoy se van a leer los capítulos 46, 47 y 48. Kempis nos hace reflexionar en torno a las injurias y habladurías de los hombres y en nuestra reacción cuando las recibimos. El hombre humilde, con sus intereses puestos sólo en Dios no llegan a causarle apenas daño, siendo esto una medida para comprobar hasta qué punto estamos inmersos en el mundo. Aunque seamos hombres de vida interior en la vida igual habrá adversidades de toda clase y cuando esto ocurra lo mejor es mirar a Jesucristo y ofrecer nuestros sufrimientos a Dios, en la vida eterna serán recompensados. Aconseja también recordar en la vida de los santos los grandes combates que tuvieron en su vida terrena.
En el programa de hoy se van a leer los capítulos del 41 al 45 del libro tercero. Kempis nos vuelve a insistir hasta qué punto puede llegar perturbarnos el estar excesivamente pendientes de lo exterior, nombra la búsqueda de fama, el ansia de posición social, del qué dirán, de la excesiva curiosidad por la ciencia del mundo. El hombre que no tiene vida interior ni se refugia en Dios está expuesto a una serie de tribulaciones fuertes, pero vanas e innecesarias. Muchas veces sufrimos y nos sentimos incomodados por cosas que en realidad no nos afectan a nosotros mismos, sino a nuestro orgullo, vanidad etc., cuanto más humilde es el hombre menos daño le llegan producidos por causas exteriores.
En el programa de hoy se van a leer los capítulos de 36 al 40 del libro tercero de "La imitación de Cristo". Son capítulos densos, con muchas e importantes enseñanzas y por tanto, muy provechosos. Entre otros temas aparece el concepto "libertad" en varias ocasiones: La libertad de los hijos de Dios, la libertad del corazón, de hombres que antes eran esclavos y ahora libres... Kempis nos encamina siempre hacia la vida interior a la unión con Dios, la mejor manera de sobrellevar la vida terrena.
En el programa de hoy se leen los capítulos 31 a 35. Kempis nos advierte que para alcanzar la unión con Dios hay que deshacerse de los apegos y afectos mundanos, y nos aconseja dirigir y mantener todo nuestro objeto e intención en Dios.
Hoy se van a leer los capítulos del 26 al 30 del libro tercero. Kempis sigue mostrándonos cómo dirigirnos al Padre y gracias a su forma dialogada nos enseña doblemente. Identificándose el lector con el discípulo aprende a dirigirse a Dios tanto en la forma, es decir, palabras, como en la actitud interior: con confianza y humildad. En los capítulos de hoy trata fundamentalmente de los tiempos de tribulación aconsejándonos qué hacer y qué decirle al Señor en oración. El capítulo 29 es en sí mismo un ejemplo de oración en casos tribulación.
Hoy se leen los capítulos del 22 al 25 y el tema fundamental es la paz, la paz que da Jesucristo. Nos dará cuatro consejos que nos ayudarán en el día a día a permanecer en esta paz, nos enseña una oración para combatir los malos pensamientos y otra para pedir luz y entendimiento. Nos advierte que la absoluta paz no está en este mundo sino en la vida eterna, y aunque tengamos tribulaciones o dificultades en la vida podemos sobrellevarlas con paz y serenidad.
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