Soy amado, luego existo

“Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él” (1 Jn 4,16)

La voz del director

Por:
P. Luis Fernando de Prada
07-06-2023

En el mes de junio contemplamos especialmente el Amor de la Santísima Trinidad, hecho carne en el Corazón de Cristo resucitado y vivo, que late en la Eucaristía y que es nuestro Sumo y Eterno Sacerdote. Un tiempo para acercarnos más al misterio eucarístico, crecer en la confianza en el Corazón de Jesús y renovar nuestra consagración y reparación a Él.

En este mundo en el que tantas veces el hombre se siente como una mera pieza de unas frías estructuras administrativas y sociales, la Iglesia nos trasmite la Buena Noticia de un amor personal, gracias al cual podemos decir, con más razón que Descartes: Soy amado, luego existo. En efecto, ninguno de nosotros es anónimo para el Señor, que nos conoce y ama a cada uno, como a aquella oveja perdida a la que el Buen Pastor busca como si no existieran las otras 99. Así nos lo recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica en un texto precioso (n. 478):

Jesús, durante su vida, su agonía y su pasión nos ha conocido y amado a todos y a cada uno de nosotros y se ha entregado por cada uno de nosotros: «El Hijo de Dios me amó y se entregó a sí mismo por mí» (Ga 2,20). Nos ha amado a todos con un corazón humano. Por esta razón, el sagrado Corazón de Jesús, traspasado por nuestros pecados y para nuestra salvación (cf. Jn 19,34), «es considerado como el principal indicador y símbolo […] de aquel amor con que el divino Redentor ama continuamente al eterno Padre y a todos los hombres» (Pio XII, Enc. «Haurietis aquas»).

Sí, querido hermano, Jesús conoce de cerca tu vida, con sus alegrías y sufrimientos, y te acompaña con su Palabra y Espíritu en todas las circunstancias de tu día a día, formando en ti un corazón semejante al suyo. El Señor no se dirige a una masa impersonal, sino a cada uno en particular: Él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz (Jn 10,3-4).

Es también la voz que te transmite Radio María, que por eso no la escuchas como los contenidos que emite cualquier medio de comunicación social, sino como la dulce voz de la Virgen que dijo a los sirvientes de Caná: Haced lo que Él os diga (Jn 2,5). Obedeciendo aquellos a Jesús por el consejo de María, el agua se convirtió en vino; y acogiendo tú su Palabra, el Señor cambia tu vida, embriagada por el vino mejor de su Espíritu Santo, que ofreces en amor a tus hermanos necesitados.

Así lo habéis hecho muchos colaborando generosamente en la pasada Mariathon y Campaña de mayo, y lo seguís haciendo con vuestra oración, testimonio evangelizador, donativos y diversos tipos de voluntariado, todo lo cual nos permitirá seguir extendiendo, por nuestra patria y por más naciones del mundo entero, esta Radio que cambia vidas. El Señor sabe los esfuerzos que ha hecho y hace cada uno de vosotros con este fin: ¡Él no lo olvidará!

Que sepamos sintonizar con ese Corazón que tanto ha amado y ama a los hombres, que late por cada uno de ellos, y que sigue presente en la Iglesia, pues… “yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos” (Mt 28,20).

Con mi bendición,

Firma del Director

La voz del director

Por:
P. Luis Fernando de Prada