Seguro que en estos días hemos cantado el villancico "Adeste Fidelis", y ligado a este villancico hay una anécdota preciosa. En 1914, en medio de la primera guerra mundial, en la noche del 24 de diciembre, un soldado alemán se pudo a tocar, con su armónica, "Noche de Paz". En la trinchera britanica quisieron contestar con su cántico a la trinchaera alemana, y lo hicieron con "Adeste Fidelis". Los dos bandos salieron de las trincheras para abrazarse y repartirse regalos. Fue una tregua en medio de esta terrible guerra mundial. Debemos entender que la Navidad, si sabemos que es lo que celebramos, es una Fuerza tremenda que puede cambiar el mundo. Vivamos la Navidad para ser instrumentos de paz que cambie corazones.
