El Padre Pío nos enseña a amar a la Virgen Maria. Nos dice: "Amar a la Virgen y hacedla amar". Hoy escucharemos el testimonio en el que el Padre Pío se encuentra con la Virgen de Fátima. La Virgen de Fátima le sana de su dolores y él se siente curado.
Cartas espirituales del Padre Pío
Hijito mío, ¿por qué estás angustiado en tu espíritu? ¿Por qué te ves lleno de miserias y debilidades? Pues bien, he ahí otro motivo para conseguir un beneficio para tu alma. He
ahí otra fuente de mérito para ti. Humíllate delante del buen Dios; pídele continuamente la gracia de salir de este estado de enfermedad y de debilidades; deséalo ardientemente; y
no dejes de hacer lo que sabes que puedes hacer para poder curarte. La divina misericordia nunca ha rechazado a
esta clase de miserables; al contrario, les concede su gracia, poniendo el trono de su gloria sobre su ambición y vileza. (Padre Pío)
Humíllate siempre ante la piedad de nuestro Dios y ofrécele siempre la acción de gracias por todos los favores que te ha concedido, y esta será la mejor de las disposiciones para
recibir los nuevos favores que el Padre celestial, en los abismos de su amor por ti, te va a conceder. En buena lógica, no merece nuevas gracias el que no responde a las que ha
recibido con el agradecimiento y la constante acción de gracias, sin cansarse nunca. Sí, confía en Dios y agradece siempre todo, y de este modo desafiarás y vencerás todas las
iras del infierno. (Padre Pío)
El Padre Pío nos enseña que es la mortificación como modelo de perfección cristiana. El señor en la mortificación nos da la gracia para poder hacer siempre y en todo momento su santa Voluntad.
En nuestro caminar como seguidores de Jesucristo, el Padre Pío nos ayuda a contemplar :
La Cruz en nuestras vidas, camino de perfección.
Aprende, de modo muy especial tú, a descubrir y a adorar la divina voluntad en todos los acontecimientos humanos. Repite con frecuencia las divinas palabras de nuestro queridísimo Maestro: «Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo». Sí, que esta bella exclamación esté siempre en tu corazón y en tus labios en todos los momentos de tu vida. Repítela en las aflicciones; repítela en las tentaciones y en las pruebas a las que Jesús quiera someterte; repítela también cuando te sientas sumergida en el océano del amor de Jesús. Ella será tu ancla y tu salvación. No temas al enemigo; él no intentará
nada contra la navecita de tu espíritu, porque el timonel es Jesús y la estrella es María. (Padre Pío)
El Padre Pío, maestro de la noche oscura, nos enseña cómo vivir el momento de la noche, de la oscuridad, del silencio. Nos dice: "El alma se somete al Señor: 'no se haga mi voluntad, sino la tuya'". También nos enseña que, para pulir nuestra alma, el Señor lo hace a través del martillo y el cincel. Veamos cuáles son esos martillos y cinceles.
Hoy el Padre Pío nos habla de poner nuestra esperanza en la misericordia de Dios.
No busques evitar con ansiedad los accidentes de esta vida; evítalos con una perfecta esperanza de que, conforme nos vayan viniendo, Dios, a quien perteneces, te librará de ellos.
Él te ha defendido hasta el presente, basta que te mantengas bien asida a la mano de su providencia y Él te asistirá en todo momento. (Padre Pío)
La alegría en el Señor. Padre Pío nos enseña a huir de las falsas alegrías
El Padre Pío nos enseña a amar a la Virgen Maria. Nos dice: "Amar a la Virgen y hacedla amar". Hoy escucharemos el testimonio en el que el Padre Pío se encuentra con la Virgen de Fátima. La Virgen de Fátima le sana de su dolores y él se siente curado.
Hijito mío, ¿por qué estás angustiado en tu espíritu? ¿Por qué te ves lleno de miserias y debilidades? Pues bien, he ahí otro motivo para conseguir un beneficio para tu alma. He
ahí otra fuente de mérito para ti. Humíllate delante del buen Dios; pídele continuamente la gracia de salir de este estado de enfermedad y de debilidades; deséalo ardientemente; y
no dejes de hacer lo que sabes que puedes hacer para poder curarte. La divina misericordia nunca ha rechazado a
esta clase de miserables; al contrario, les concede su gracia, poniendo el trono de su gloria sobre su ambición y vileza. (Padre Pío)
Humíllate siempre ante la piedad de nuestro Dios y ofrécele siempre la acción de gracias por todos los favores que te ha concedido, y esta será la mejor de las disposiciones para
recibir los nuevos favores que el Padre celestial, en los abismos de su amor por ti, te va a conceder. En buena lógica, no merece nuevas gracias el que no responde a las que ha
recibido con el agradecimiento y la constante acción de gracias, sin cansarse nunca. Sí, confía en Dios y agradece siempre todo, y de este modo desafiarás y vencerás todas las
iras del infierno. (Padre Pío)
El Padre Pío nos enseña que es la mortificación como modelo de perfección cristiana. El señor en la mortificación nos da la gracia para poder hacer siempre y en todo momento su santa Voluntad.
En nuestro caminar como seguidores de Jesucristo, el Padre Pío nos ayuda a contemplar :
La Cruz en nuestras vidas, camino de perfección.
Aprende, de modo muy especial tú, a descubrir y a adorar la divina voluntad en todos los acontecimientos humanos. Repite con frecuencia las divinas palabras de nuestro queridísimo Maestro: «Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo». Sí, que esta bella exclamación esté siempre en tu corazón y en tus labios en todos los momentos de tu vida. Repítela en las aflicciones; repítela en las tentaciones y en las pruebas a las que Jesús quiera someterte; repítela también cuando te sientas sumergida en el océano del amor de Jesús. Ella será tu ancla y tu salvación. No temas al enemigo; él no intentará
nada contra la navecita de tu espíritu, porque el timonel es Jesús y la estrella es María. (Padre Pío)
El Padre Pío, maestro de la noche oscura, nos enseña cómo vivir el momento de la noche, de la oscuridad, del silencio. Nos dice: "El alma se somete al Señor: 'no se haga mi voluntad, sino la tuya'". También nos enseña que, para pulir nuestra alma, el Señor lo hace a través del martillo y el cincel. Veamos cuáles son esos martillos y cinceles.
Hoy el Padre Pío nos habla de poner nuestra esperanza en la misericordia de Dios.
No busques evitar con ansiedad los accidentes de esta vida; evítalos con una perfecta esperanza de que, conforme nos vayan viniendo, Dios, a quien perteneces, te librará de ellos.
Él te ha defendido hasta el presente, basta que te mantengas bien asida a la mano de su providencia y Él te asistirá en todo momento. (Padre Pío)
La alegría en el Señor. Padre Pío nos enseña a huir de las falsas alegrías