CRISTIANOS AUTÉNTICOS. SACERDOTES Y CONSAGRADOS AUTÉNTICOS. Fray Juanjo utiliza el pasaje del último encuentro de los discípulos con el Señor Resucitado (Mt 28, 19-20), para recordar que el Señor confiere a sus apóstoles la misión para todos los pueblos. La misión propia de los discípulos de Jesús y, por tanto, de la Iglesia es proclamar, bautizar, enseñar y recorrer el camino trazado por el Maestro. Además, la misión también es vivir el Evangelio y hacerse Evangelio vivo y viviente, dando testimonio.
Aunque nos sintamos inadecuados, Fray Juanjo nos recuerda que Jesús le dijo a sus seguidores “yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos”. Jesús se hace presente a través del Espíritu Santo, que obra la remisión de los pecados y santifica a todos los arrepentidos que se abren con confianza a este don. Con esta promesa, Jesús está presente en el mundo como El Resucitado, a través de la palabra y los sacramentos. Todos los cristianos somos misioneros y, de manera particular, los que han dedicado toda su vida, acción y esfuerzo a ser voceros de la palabra del Señor: los consagrados y los sacerdotes. Así, debemos transparentar el rostro de Dios con la vida y con la palabra. Vivir como Cristo nos configura de manera total. Asimismo, Fray Juanjo explica cuatro puntos para vivir la vocación cristiana, pasando, en primer lugar, por ser auténticos mediadores de Dios y su pueblo. Además, estamos llamados a vivir en la lógica del mediador, de Jesús, sin ser intermediarios. El tercer punto es la rigidez y la mundanidad, como hitos que nos pueden llevar a descubrir si en nuestra vivencia del Evangelio estamos siendo mediadores o intermediarios. Por último, tres iconos de sacerdotes mediadores y no intermediarios (el Gran Policarpo, San Francisco Javier y San Pablo).
LA TRANSFIGURACIÓN. LA IMPORTANCIA DE ESTAR CON EL SEÑOR. Teniendo como base el texto evangélico de la Transfiguración (Mt 17, 1-9), Fray Juanjo nos recuerda que Cristo es la luz que ilumina el camino. “Lo mismo que tenemos experiencias de las tentaciones, también tenemos experiencias de la Gloria del Señor. Sabemos cómo será el cielo porque ya en la tierra lo estamos experimentando. Estando con Él aprendemos a reconocer su rostro, el del Amor que se entrega, incluso cuando lleva las marcas de la cruz. ¿Reconocemos a Dios con alegría y gratitud en los rostros de las personas que nos aman? ¿Somos capaces de hacer opciones valientes en nuestra vida cristiana, en nuestra vida consagrada?”. Además, el franciscano nos da cuatro claves para reconocer la luz del Señor. La primera de ellas tiene el título “Sacerdotes y consagrados, sed canales del consuelo del Señor”. La segunda idea es “El Señor es Dios de la compasión”. La tercera clave lleva por título “Servir al pueblo y no servirse del pueblo”. La última idea se refiere a “tres desafíos para nuestra vocación: vencer la mediocridad espiritual, vencer la tentación de la superficialidad y ser testigos de la fraternidad”.
PROGRAMA 250:
El biógrafo oficial de la Orden franciscana nos muestra cómo San Francisco de Asís elige para los momentos importantes de su vida diversos lugares. Para lugar de su muerte elige Santa María de los Ángeles donde él vivió y discernió su vocación y seguimiento, donde nace la fraternidad de los hermanos menores y viven los momentos más importantes de seguimiento. Santa Clara nos invita a ir tomando opciones de autenticidad en el seguimiento del Esposo teniendo cuidado con las tendencias propias y contrarias al Evangelio.
PROGRAMA 196:
San Francisco os convoca para vivir los dones que Dios mismo nos da. Él es respuesta de amor para su mundo y sociedad. Fraternidad, pobreza y conversión son las palabras que se nos proponen vivir teniéndolo a él como modelo e intercesor. Santa Clara de Asís nos muestra cómo vivió la pobreza en la vida cotidiana.
CRISTIANOS AUTÉNTICOS. SACERDOTES Y CONSAGRADOS AUTÉNTICOS. Fray Juanjo utiliza el pasaje del último encuentro de los discípulos con el Señor Resucitado (Mt 28, 19-20), para recordar que el Señor confiere a sus apóstoles la misión para todos los pueblos. La misión propia de los discípulos de Jesús y, por tanto, de la Iglesia es proclamar, bautizar, enseñar y recorrer el camino trazado por el Maestro. Además, la misión también es vivir el Evangelio y hacerse Evangelio vivo y viviente, dando testimonio.
Aunque nos sintamos inadecuados, Fray Juanjo nos recuerda que Jesús le dijo a sus seguidores “yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos”. Jesús se hace presente a través del Espíritu Santo, que obra la remisión de los pecados y santifica a todos los arrepentidos que se abren con confianza a este don. Con esta promesa, Jesús está presente en el mundo como El Resucitado, a través de la palabra y los sacramentos. Todos los cristianos somos misioneros y, de manera particular, los que han dedicado toda su vida, acción y esfuerzo a ser voceros de la palabra del Señor: los consagrados y los sacerdotes. Así, debemos transparentar el rostro de Dios con la vida y con la palabra. Vivir como Cristo nos configura de manera total. Asimismo, Fray Juanjo explica cuatro puntos para vivir la vocación cristiana, pasando, en primer lugar, por ser auténticos mediadores de Dios y su pueblo. Además, estamos llamados a vivir en la lógica del mediador, de Jesús, sin ser intermediarios. El tercer punto es la rigidez y la mundanidad, como hitos que nos pueden llevar a descubrir si en nuestra vivencia del Evangelio estamos siendo mediadores o intermediarios. Por último, tres iconos de sacerdotes mediadores y no intermediarios (el Gran Policarpo, San Francisco Javier y San Pablo).
LA TRANSFIGURACIÓN. LA IMPORTANCIA DE ESTAR CON EL SEÑOR. Teniendo como base el texto evangélico de la Transfiguración (Mt 17, 1-9), Fray Juanjo nos recuerda que Cristo es la luz que ilumina el camino. “Lo mismo que tenemos experiencias de las tentaciones, también tenemos experiencias de la Gloria del Señor. Sabemos cómo será el cielo porque ya en la tierra lo estamos experimentando. Estando con Él aprendemos a reconocer su rostro, el del Amor que se entrega, incluso cuando lleva las marcas de la cruz. ¿Reconocemos a Dios con alegría y gratitud en los rostros de las personas que nos aman? ¿Somos capaces de hacer opciones valientes en nuestra vida cristiana, en nuestra vida consagrada?”. Además, el franciscano nos da cuatro claves para reconocer la luz del Señor. La primera de ellas tiene el título “Sacerdotes y consagrados, sed canales del consuelo del Señor”. La segunda idea es “El Señor es Dios de la compasión”. La tercera clave lleva por título “Servir al pueblo y no servirse del pueblo”. La última idea se refiere a “tres desafíos para nuestra vocación: vencer la mediocridad espiritual, vencer la tentación de la superficialidad y ser testigos de la fraternidad”.
PROGRAMA 250:
El biógrafo oficial de la Orden franciscana nos muestra cómo San Francisco de Asís elige para los momentos importantes de su vida diversos lugares. Para lugar de su muerte elige Santa María de los Ángeles donde él vivió y discernió su vocación y seguimiento, donde nace la fraternidad de los hermanos menores y viven los momentos más importantes de seguimiento. Santa Clara nos invita a ir tomando opciones de autenticidad en el seguimiento del Esposo teniendo cuidado con las tendencias propias y contrarias al Evangelio.
PROGRAMA 196:
San Francisco os convoca para vivir los dones que Dios mismo nos da. Él es respuesta de amor para su mundo y sociedad. Fraternidad, pobreza y conversión son las palabras que se nos proponen vivir teniéndolo a él como modelo e intercesor. Santa Clara de Asís nos muestra cómo vivió la pobreza en la vida cotidiana.
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