El Padre Pío nos invita a rezar el Santo Rosario, la oración más bella, y nos recuerda que donde hay más esfuerzo hay más amor.
Padre Pio
Hoy, día de la Inmaculada Concepción, el Padre Pío nos invita a amar a la Virgen y a hacerla amar. Ella es la Madre del cielo, la madre que Jesús nos ha entregado para ser consolados, abrazados y acariciados. Ofrece siempre tu vida a María, ella te llevará a Jesús.
La guerra contra ti está declarada y es necesario estar vigilantes. Él luchará contigo y por ti. El P. Pío nos invita a levantarnos de nuestra muerte y volver a Él. Hay mucha alegría en el cielo cuando uno de sus hijos vuelve. ¡Padre, vuelvo a casa!
El Domingo XXV del Tiempo Ordinario da inicio a esta semana, en la que el Padre Pío, Nuestra Señora de la Merced, los Santos médicos Cosme y Damián y un grande de la caridad, San Vicente de Paúl, nos irán acompañando con su intercesión. Además, hablamos con Gabriel Benedicto, de la Archidiócesis de Madrid que coordina la "Semana de la Palabra" con la que se inicia el curso pastoral.
La prueba es una renuncia a mi voluntad para hacer la voluntad de Dios. El Padre Pío nos enseña a vivir en la providencia dejando que Él cuide de nosotros.
Hoy, el P. Pío te habla de cómo debes rezar: con fe, abandono, confianza y amor. En la oración, el hombre desahoga el corazón en Su Corazón.
El Padre Pío nos enseña, a través de su testimonio, qué es la obediencia y cómo aceptar la voluntad de Dios, con confianza en Él y amor por Él.
El Padre Pio nos trae el consuelo.
Tengamos el pensamiento orientado continuamente hacia el cielo, nuestra verdadera patria, del que la tierra no es más que imagen, conservando la serenidad y la calma en todos los sucesos, sean alegres o tristes, como corresponde a un cristiano, y más a un alma formada con especial cuidado en la escuela del dolor.
En todo esto te estimulen siempre los motivos que da la fe y los ánimos de la esperanza cristiana; y, comportándote así, el Padre del cielo endulzará la amargura de la prueba con el bálsamo de su bondad y de su misericordia. Y es a esta bondad y misericordia del Padre celestial a la que el piadoso y benéfico ángel de la fe nos invita y nos urge a recurrir con una oración insistente y humilde, teniendo la firme esperanza de ser escuchados, porque confiamos en la promesa que nos hace el Maestro divino: «Pedid y recibiréis; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá… Porque todo lo que pidáis al Padre en mi nombre se os dará». (Padre Pío)
El Padre Pío nos enseña en el día de hoy a vivir una vida en el Espíritu Santo: vivid en calma y no os preocupéis demasiado porque el Espíritu Santo exige tranquilidad y paz para actuar más libremente en nosotros. Igual que para el Padre Pío, nuestra vida debe ser una vida para Cristo.
El pueblo que caminaba en tinieblas ha visto la luz. Padre Pío nos enseña a vivir la Navidad en la humildad y en la sencillez de corazón.
El Padre Pío nos enseña que el sufrimiento es un camino que me lleva al cielo. Abraza, acepta y ofrece.
El Padre Pío nos invita a rezar el Santo Rosario, la oración más bella, y nos recuerda que donde hay más esfuerzo hay más amor.
Hoy, día de la Inmaculada Concepción, el Padre Pío nos invita a amar a la Virgen y a hacerla amar. Ella es la Madre del cielo, la madre que Jesús nos ha entregado para ser consolados, abrazados y acariciados. Ofrece siempre tu vida a María, ella te llevará a Jesús.
La guerra contra ti está declarada y es necesario estar vigilantes. Él luchará contigo y por ti. El P. Pío nos invita a levantarnos de nuestra muerte y volver a Él. Hay mucha alegría en el cielo cuando uno de sus hijos vuelve. ¡Padre, vuelvo a casa!
El Domingo XXV del Tiempo Ordinario da inicio a esta semana, en la que el Padre Pío, Nuestra Señora de la Merced, los Santos médicos Cosme y Damián y un grande de la caridad, San Vicente de Paúl, nos irán acompañando con su intercesión. Además, hablamos con Gabriel Benedicto, de la Archidiócesis de Madrid que coordina la "Semana de la Palabra" con la que se inicia el curso pastoral.
La prueba es una renuncia a mi voluntad para hacer la voluntad de Dios. El Padre Pío nos enseña a vivir en la providencia dejando que Él cuide de nosotros.
Hoy, el P. Pío te habla de cómo debes rezar: con fe, abandono, confianza y amor. En la oración, el hombre desahoga el corazón en Su Corazón.
El Padre Pío nos enseña, a través de su testimonio, qué es la obediencia y cómo aceptar la voluntad de Dios, con confianza en Él y amor por Él.
El Padre Pio nos trae el consuelo.
Tengamos el pensamiento orientado continuamente hacia el cielo, nuestra verdadera patria, del que la tierra no es más que imagen, conservando la serenidad y la calma en todos los sucesos, sean alegres o tristes, como corresponde a un cristiano, y más a un alma formada con especial cuidado en la escuela del dolor.
En todo esto te estimulen siempre los motivos que da la fe y los ánimos de la esperanza cristiana; y, comportándote así, el Padre del cielo endulzará la amargura de la prueba con el bálsamo de su bondad y de su misericordia. Y es a esta bondad y misericordia del Padre celestial a la que el piadoso y benéfico ángel de la fe nos invita y nos urge a recurrir con una oración insistente y humilde, teniendo la firme esperanza de ser escuchados, porque confiamos en la promesa que nos hace el Maestro divino: «Pedid y recibiréis; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá… Porque todo lo que pidáis al Padre en mi nombre se os dará». (Padre Pío)
El Padre Pío nos enseña en el día de hoy a vivir una vida en el Espíritu Santo: vivid en calma y no os preocupéis demasiado porque el Espíritu Santo exige tranquilidad y paz para actuar más libremente en nosotros. Igual que para el Padre Pío, nuestra vida debe ser una vida para Cristo.
El pueblo que caminaba en tinieblas ha visto la luz. Padre Pío nos enseña a vivir la Navidad en la humildad y en la sencillez de corazón.
El Padre Pío nos enseña que el sufrimiento es un camino que me lleva al cielo. Abraza, acepta y ofrece.