Después de la muerte de Jesús, el evangelista cuenta muy brevemente su sepultura llevada a cabo por José de Arimatea y contemplada a distancia por algunas piadosas mujeres. El relato de la resurrección y la mención de las apariciones de Jesús resucitado confluyen en el envío a sus discípulos convirtiéndolos en “heraldos” de la Buena Nueva de la salvación. Su ascensión a los cielos y el anuncio del Evangelio, junto con los signos y prodigios que lo acompañan, visibilizan el origen divino de la obra que ya se está llevando a cabo.
sepultura
El evangelista dice que crucificaron con él a dos “bandidos”, uno a su derecha y otro a su izquierda, y Jesús en medio; a pesar de todas las injusticias que Jesús había sufrido hasta ese momento, algunos fueron incluso hasta el lugar donde había sido crucificado con el fin de seguir injuriándole. El grito de Jesús pronunciando el salmo 22 y la forma como muere hacen brotar de labios del centurión unas palabras que le sirven al creyente para confesar con ellas su fe en Jesús.
Después de la muerte de Jesús, el evangelista cuenta muy brevemente su sepultura llevada a cabo por José de Arimatea y contemplada a distancia por algunas piadosas mujeres. El relato de la resurrección y la mención de las apariciones de Jesús resucitado confluyen en el envío a sus discípulos convirtiéndolos en “heraldos” de la Buena Nueva de la salvación. Su ascensión a los cielos y el anuncio del Evangelio, junto con los signos y prodigios que lo acompañan, visibilizan el origen divino de la obra que ya se está llevando a cabo.
El evangelista dice que crucificaron con él a dos “bandidos”, uno a su derecha y otro a su izquierda, y Jesús en medio; a pesar de todas las injusticias que Jesús había sufrido hasta ese momento, algunos fueron incluso hasta el lugar donde había sido crucificado con el fin de seguir injuriándole. El grito de Jesús pronunciando el salmo 22 y la forma como muere hacen brotar de labios del centurión unas palabras que le sirven al creyente para confesar con ellas su fe en Jesús.