Un nuevo curso en la Universidad del Amor

“Todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor” (Papa Francisco)

La voz del director

Por:
P. Luis Fernando de Prada
11-09-2023

Tras el tiempo veraniego, retomamos la actividad ordinaria en los trabajos, colegios, universidades, parroquias, medios de comunicación… Pero debemos hacerlo sin dejar de atender, a través de todo ello, a la tarea más importante, la que no podemos interrumpir en ninguna época del año: nuestro avance hacia el Cielo buscando la meta definitiva, la santidad.

Una peregrinación terrena que puede ser especialmente corta, como fue la de Sta. Teresita del Niño Jesús, que moría con solo 24 años el 30 de septiembre de 1897. En este año 2023 se cumple un doble jubileo relativo a ella: el 150º aniversario de su nacimiento, el 2 de enero de 1873, y el centenario de su beatificación, en abril de 1923, sin olvidar que en 2022 se cumplieron 25 años de su proclamación como Doctora de la Iglesia por San Juan Pablo II.

Una joven con enorme influencia en la Iglesia y en el mundo, hasta el punto de que la misma UNESCO está celebrando en el bienio 2022-2023 el aniversario del nacimiento de Thérèse Martin Guerin, nombre de pila de la santa carmelita, para reconocer la contribución espiritual, cultural, y educativa a la Humanidad de esta santa francesa.

¿Y qué hizo Sta. Teresita -como la solemos llamar- para tener tanto reconocimiento? Entró con solo 15 años en un convento de clausura; no hizo estudios superiores; en su vida espiritual y religiosa no hubo hechos llamativos o extraordinarios… Y, sin embargo, su vida exteriormente sencilla estuvo movida por una auténtica pasión de amor que, apoyada en la confianza filial de un niño en los brazos del Padre, hizo de ella una auténtica maestra del sentido de la vida. En efecto, aquella que el Papa San Pío X calificó como “la santa más grande de los tiempos modernos”, ha enseñado a millones de personas, a través del testimonio de su vida y escritos, la “ciencia del amor”, cumpliendo tras su muerte lo que ella misma profetizó: “Pasaré mi cielo haciendo el bien en la tierra”.

Teresa de Lisieux, Doctora de la Iglesia, nos enseña a todos que la carrera verdaderamente importante en la vida es la santidad, que consiste esencialmente en el amor a Dios y a los hermanos. Por eso, todos podemos decir como ella: Mi vocación es el Amor.

En este nuevo curso renovemos nuestra inscripción en esta carrera, pidiendo al Señor su gracia y a la Virgen María su intercesión para avanzar en ella, y recordemos lo que nos escribía el Papa Francisco -gran devoto de Teresita- en Gaudete et Exultate:

 

Para ser santos no es necesario ser obispos, sacerdotes, religiosas o religiosos. Muchas veces tenemos la tentación de pensar que la santidad está reservada solo a quienes tienen la posibilidad de tomar distancia de las ocupaciones ordinarias, para dedicar mucho tiempo a la oración. No es así. Todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra (GEx 14).

 

La prueba de que también los laicos pueden y deben ser santos la tenemos en la misma familia de Teresa, pues sus padres, Luis Martin y Celia Guérin, fueron canonizados en 2015, siendo el primer matrimonio en serlo de manera simultánea. Padres de 9 hijos -4 de ellos muertos de pequeños y 5 religiosas-, se santificaron en su vida familiar, laboral y eclesial. Sin duda vivieron lo que el Papa llama la santidad “de la puerta de al lado”, de aquellos que viven cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios (GEx 7).

También a ti, querido oyente de Radio María, el Señor te llama a esta santidad que irá creciendo con pequeños gestos (GEx 16). Para ello cuentas, un curso más, con la ayuda de esta radio, también pobre y sencilla, pero que transmite lo más importante, lo que dio sentido a la vida de la familia Martin: el Amor Misericordioso del Redentor, el cariño maternal de María, y la pasión por extender el Evangelio al mundo entero.

¿Renuevas tu matrícula en la Universidad del Amor y la Santidad en este curso…?

 

Con mi bendición,

Firma del Director

La voz del director

Por:
P. Luis Fernando de Prada