San Juan de Kronstadt fue un sacerdote ortodoxo, ruso. Nació en una familia muy humilde donde le inculcaron el amor de Dios y sentía un especial amor a los oficios divinos. De pequeño era débil y enfermizo. Le costaba mucho estudiar hasta que Dios obró en él un milagro por el que se le concedió la facilidad para el estudio y el aprendizaje. Fue confesor, predicador, constructor de obras sociales, fundó monasterios, enseñó, realizó muchos milagros de sanación. Fue muy conocido. La gente le perseguía por sus milagros, sus consejos y su fama de santidad. Fue, incluso, llamado a la cabecera del zar moribundo. A pesar de todo ello siempre fue un hombre del pueblo: humilde y sencillo.