En el capítulo anterior concluíamos nuestro paseo por las moradas cuartas. Como sabemos, son un recorrido por el monte Tabor, como un descanso para lo que está por venir. Pero....hemos de acompañar a Jesucristo al monte Calvario y ello conlleva más compromiso. Pues bien, en las moradas quintas, practicaremos cómo abandonar nuestra propia voluntad para renacer en Dios. ¡Gran lección!. Como en todas las moradas, hay una modalidad especial de oración, y en éstas es la oración de unión, en la cual también nos adentraremos hoy. Pasen y comiencen a transitar por las quintas moradas.