1037: Dios no predestina a nadie al infierno: El n. 1037 insiste en que el Señor no quiere que nadie se condene en el infierno, sino que para ello es necesaria una aversión voluntaria a Dios en la que se persista hasta el final. Situamos el tema dentro del misterio de la relación entre la omnipotencia y amor de Dios y la libertad humana.- P. Bernardo de Hoyos (5).