Continuamos en la cuarta parte del libro, toda ella dedicada a las tentaciones, donde San Francisco de Sales va indicando qué hacer en cuanto éstas se presenten para no caer en ellas. En primer lugar y continuando con el capítulo 6, nos invita a reflexionar sobre las intenciones de nuestra conducta en relación a la tentación. Una tentación no es un pecado, pero lo sería si nosotros mismos y conscientemente la hemos provocado. En los siguientes capítulos nos habla y al mismo tiempo diferencia las grandes tentaciones de las pequeñas, ambas requieren que las resistamos y ambas, una vez superadas nos fortifican. Las grandes tentaciones son mas "vistosas" y requieren gran batalla pero no debemos dejar de combatir las pequeñas, que son mucho más numerosas, frecuentes, sutiles, etc. San Francisco de Sales utiliza un símil: Es necesario mucho valor para enfrentarse a un lobo o a un oso, pero la presencia constante presencia de moscas a nuestro alrededor pone a prueba constantemente nuestra paciencia.