En esta ocasión, contemplamos el misterio de la Navidad, saboreando, la belleza que resplandece en él; el asombro de la Virgen María; el Amor que se abaja, la Misericordia y el perdón que nos hacen reconocer nuestro verdadero rostro, el de hijos de Dios. Aprendemos que la cumbre de la humildad es vivir en confianza, subir bajando, porque el Creador de los cielos ha bajado a nuestro suelo. Y esta es la causa de nuestra alegría. Así se refleja en varios ejemplos tomados de las distintas artes.