Gian Lorenzzo Bernini fue uno de los mejores exponentes del barroco pleno romano. Artista prolífico, trabajó para los Papas Urbano VIII y Alejandro VII. Por encargo de este último, entre 1656 y 1666, realizó, en el ábside de la Basílica vaticana, un gran conjunto escultórico-escenográfico, para albergar la reliquia
venerada como cátedra de San Pedro. La obra, compleja, laboriosa y costosa, se convirtió en el punto focal de dicha Basílica y portadora de un importantísimo mensaje contrarreformista, al escenificar la trascendencia e importancia que para los católicos encierra el magisterio del Papa y reivindicar su legitimidad.