Hoy leeremos un escrito del Hno. Rafael, “Apología del trapense”, no es una carta como las que estamos leyendo y analizando, es más una reflexión sobre lo que él entiende sobre lo que es la vida de un trapense. Escribe estas reflexiones, dice el propio Hno. Rafael, porque es un esparcimiento para su alma y porque, teniendo tiempo, así intenta dar gloria Dios.
El trapense, lo primero que debe pensar y hacer es en cumplir la voluntad de Dios, amándole sobre todas las cosas y dejándose amar por Él. El mundo no ve la utilidad de estar encerrado en un monasterio para hacer solo eso, y es que el espíritu del mal y del mundo se mete en todo. No es cobardía dejar el mundo, hace falta mucho valor para dar el salto de la entrega total a Dios.
Seguimos, en la segunda parte del programa, con la lectura de esta meditación. En esta parte alaba las gracias que Dios nos concede a través de María, La Virgen, pero vuelve, enseguida, al problema de las almas en medio del mundo, y a lo bonito que es entrar en la Trapa para alabar a Dios. Nos dice que no es un desengañado de la vida, sino que prefiere la alegría de ser un buen trapense, alabando a Dios, que ser un gran arquitecto.