Hoy comenzaremos con el comentario de la carta de 25 septiembre de 1937, dirigida a su tío Leopoldo, leída en el programa anterior. Cabe destacar la paz que encuentra el alma que descubre en ella la presencia de Cristo, a partir de entonces “solo Dios” es lo que le importa. Esto implica que nuestro cuerpo es algo santo y nuestro vivir es solo para Dios. Continuamos con algo que es importantísimo para todo cristiano, el amor que debemos tener a la cruz, pero no solo a los sufrimientos de Cristo, sino a los nuestros por parecernos a Él, cumpliendo y amando Su voluntad desde nuestra intimidad.
Otra cosa a destacar es la felicidad que tiene el Hno. Rafael, que aún no teniendo nada, ni salud, es muy feliz porque tiene a Dios, y teniéndole a Él, lo tiene todo y nadie nos lo podrá quitar. ¡Ojala sepamos vivir la vida preparándonos para la Eternidad mirando solo a Dios!
Terminamos orando con el Hno. Rafael con la siguiente oración: “Bendito sea el Señor,…”