P. José Antonio Medina. La iniciación cristiana se completa con la Eucaristía. Dice el Señor en el Evangelio de S. Juan (7, 51 y 56) 'Yo soy el pan vivo bajado del Cielo, el que coma de este Pan vivirá para siempre,....' Esto se verificó en Última Cena. La Eucaristía no es un símbolo, es una realidad.
La vida de la gracia tiene su alimento divino que es la Eucaristía, que alimenta al alma hasta transformarla. Por este mismo Pan, la Iglesia vive y crece continuamente, y así nutre y fortalece la unión entre los hermanos, y de estos con Cristo.