Una luz en tu vida 12/06/21

P. Alfonso del Río. Cuentan de dos campesinos que fueron al mercado de su pueblo, y en uno de los puestos vieron unas extrañas semillas. El dueño del puesto les dijo que eran de bambu japonés, que las comprasen y que verían un extraordinario resultado. Como después de años regando, abonando y cuidando las semillas no se veían resultados, uno de los campesinos dejo de cuidarlas, pero el otro logró que tras seis años y en unas pocas semanas surgiesen las plantas con más de veinte metros de altura. Durante todos esos años la planta se había dedicado a echar un gran entramado de raices que la sujetase al terreno. La siembra del Reino de Dios es algo muy similar, hace falta paciencia y perseverancia para llegar a ver resultados y a veces ni eso. Termina el padre contando la historia de una abuela que desde el autobus que la llevaba a casa iba echando semillas. Ella murió, pero los que paseaban por ese camino vieron florecer todas las semillas que había plantado. Hagamos lo que podamos para sembrar la palabra de Dios en los demás, luego Él hará 'llover' y germinar su Palabra en las almas.