P. José Antonio Medina. Hace años una maestra pregunto a sus alumnas que quien quería ser santa, todas levantaron la mano, después pregunto que quien quería ser la primera. Al no levantar nadie la mano se sorteo, y le correspondio a una niña de 11 años, que se esforzo de tal manera en su vida, que lo logró, es Santa Bartolomea Capitanio.
La obra de la perfección requiere tiempo, trabajo y constancia, y solo la terminan los que, sin cesar, la emprenden con mucha energía y la reinician a pesar de las caidas. Todo cristiano que se destaque en estas virtudes, humildad, abnegación y oración, adelantará en la perrfección, pero con mucho esfuerzo.
Pidamos a Dios seguir con este programa y que tengamos el coraje de esforzarnos en el camino de la virtud.