Mons. Ginés García Beltrán. En el Evangelio de hoy vemos dos episodios con dos milagros, pero mientras que en el primero, la curación de la hemorroisa, la fe, la confianza en el Señor hace creer a la mujer enferma que solo tocar el manto del Señor basta para su curación, en el otro, es la falta de fe de los sirvientes de Jairo que dudan del poder de Dios más allá de la muerte.
Todos debeíamos hacernos una pregunta ¿Creo en el poder de Dios o le pongo límites a ese poder? Porque el poder de Dios no tiene límites. Confiemos plenamente en Dios todopoderoso, y que ese poder nos lleve a ayudar a los demás como Jesús nos ayuda a nosotros.