El evangelio de hoy, tercer domingo de cuaresma, nos presenta un templo de Jerusalen corrompido por los usos humanos bastardos. Jesús reacciona tirando los puestos de venta de animales destinados al sacrificio. Quien se encuentra con Cristo cambia el templo, que es su persona, por un templo digno y honorable, olvidando legalismos vacios para abrirnos a un culto de espíritu y verdad