En el domingo de hoy hay dos cosas que nos impresionan, el trato a Jesús por parte de sus familiares, y el trato que le dan los representantes de la autoridad religiosa. Para los primeros Jesús está loco, y para los segundos está endemoniado. Ni lo uno ni lo otro, lo que está presente en ambos casos es la dificultad para reconocer la Verdad en Cristo, queremos que Dios sea como nos gustaría a nosotros y no al revés.