Tras tener un rato de trato con El Señor, en la oración, en la Sta. Misa, etc., a veces nos queda la extraña sensación de quedarnos en blanco y se nos olvida lo que hemos hecho, hablado o meditado. Para combatir esta senasación recurramos a la repetición de jaculatorias, pero además, según decía San Manuel González, repitamos una frase del Evangelio o de la oración, y repetirla durante todo el día.