Séptima meditación. Dice Jesús: “Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo” (Jn 17,3). Terminan los Ejercicios Espirituales, ¿qué hacer ahora?
Sexta meditación. “Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él” (1Jn 4,16). Este es el principio y fundamento de todo. Contemplaremos el amor de Dios cumplido en la resurrección de Jesucristo y en el cumplimiento de su promesa de enviar el Espíritu Santo, señor y dador de vida. ¿Qué les espera a los enfermos y a todos? Si creemos en Cristo y le seguimos, si vivimos con Él, nos espera “el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna”. Es esperanza que no defrauda.
Quinta meditación. “Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Jn 3,14-16). Contemplamos hoy el amor de Dios Padre manifestado en su grado máximo en la obra redentora de Jesucristo. Lo que padeció Cristo para redimirnos, en parte, lo vive el enfermo en sí mismo. La fe le permite vivirlo no a solas sino en comunión con Cristo, y cooperar con Él en la salvación del mundo.
Cuarta meditación. Dice Jesús: “Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo” (Jn 17,3). Contemplamos hoy a Jesucristo “Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho”. El amor del Padre se manifiesta en la generación eterna del Verbo. Dios Padre nos ama con el mismo amor con que ama a su Hijo único. Conocer a Jesucristo, el Verbo hecho carne, el único salvador, es vida eterna.
Tercera meditación. Dios Padre “nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos e intachables ante Él por el amor. Él nos ha destinado por medio de Jesucristo a ser sus hijos, para alabanza de la gloria de su gracia” (Ef 1,4). Hoy contemplamos el amor de Dios manifestado en querer hacernos hijos suyos adoptivos y llamarnos a la santidad. No podemos conformarnos con menos de lo que Dios nos quiere dar. Deseémoslo, pidámoslo, procurémoslo.
Segunda meditación. “Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él” (1Jn 4,16). La enfermedad y ahora el miedo por la pandemia del coronavirus nos empuja a ensimismarnos, a bajar la mirada. Nosotros sabemos que el Señor está con nosotros y queremos levantar el corazón hacia Él. Hoy vamos a contemplar el amor de Dios Padre manifestado al crear los cielos y la tierra. Gustad y ved qué bueno es el Señor. Dichoso el que se acoge a Él.
Primera meditación. 'Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor, no endurezcáis el corazón'. Durante esta semana estaremos atentos al Espíritu Santo. Esta charla es introductoria para vivir bien estos EES que se dirigen a los enfermos: ¿qué actitudes debemos tener?
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