Estamos realizando el comentario de la carta del 26 de diciembre de 1935. Dice el Hno. Rafael a su tía que no debemos quejarnos, pero hoy en día no escuchamos más que quejas a nuestro alrededor, y es que el anhelo que tenemos de felicidad, dentro de nosotros, nos hace buscarla en el mundo, pero al no encontrarla nos quejamos. Deberíamos pensar como S. Agustín, -Nos hiciste para Ti y nuestro corazón sólo descansará en Ti-. Nos quedamos muchas veces en las obras de Dios, pero en lo que deberíamos estar es en el mismo Dios y no en sus obras.
Sigue el Hno. Rafael comentándonos que hay días que se come el mundo en plan optimista, pero hay días que amanecen horribles, entonces hago un acto de amor a Dios y sigo adelante, porque ya nada me importa, sólo quiero amar a Dios, y si sufro, estaré sufriendo con Él, y Él enjugará mis lágrimas y me dará Su consuelo. ¡Que alegría amar así a Dios!
Terminamos, como en cada programa, orando con el Hno. Rafael con la oración titulada “Seamos egoístas en el sufrir generosos en la alegría”.
Actos de amor
Continuamos con la lectura de la carta del 27 de noviembre de 1935, que comenzamos la semana pasada, y que iba dirigida a su tía María. El Hno. Rafael le habla a su tía de la oración, pero que preferiría hacerlo en directo. También le dice que su oración es totalmente descontrolada, y no sabe ni como puede perseverar con estas distracciones del mundo. Quiere ser santo, “pica muy alto”, pero no sabe como lograrlo, aunque puede ser ayudando a sus familiares a que tengan actos de amor a Dios.
Continuamos leyendo la carta en la segunda parte del programa. Le habla a su tía de la renuncia que tiene que soportar, porque conocer lo que cuestan las renuncias no las hace más suaves, pero está contento de poder ofrecer algo a Dios de sus sufrimientos.
Contesta a su tía sobre cómo va a vivir la venida de Jesús la próxima Navidad. Esperará con fe, pero va a preparar un plan de vida para que la espera sea con mucha paz. También le relata la experiencia que ha tenido en un viaje hecho a Covadonga, donde ha esta rezando por todos, pero especialmente por ella, su tía María.
Estamos realizando el comentario de la carta del 26 de diciembre de 1935. Dice el Hno. Rafael a su tía que no debemos quejarnos, pero hoy en día no escuchamos más que quejas a nuestro alrededor, y es que el anhelo que tenemos de felicidad, dentro de nosotros, nos hace buscarla en el mundo, pero al no encontrarla nos quejamos. Deberíamos pensar como S. Agustín, -Nos hiciste para Ti y nuestro corazón sólo descansará en Ti-. Nos quedamos muchas veces en las obras de Dios, pero en lo que deberíamos estar es en el mismo Dios y no en sus obras.
Sigue el Hno. Rafael comentándonos que hay días que se come el mundo en plan optimista, pero hay días que amanecen horribles, entonces hago un acto de amor a Dios y sigo adelante, porque ya nada me importa, sólo quiero amar a Dios, y si sufro, estaré sufriendo con Él, y Él enjugará mis lágrimas y me dará Su consuelo. ¡Que alegría amar así a Dios!
Terminamos, como en cada programa, orando con el Hno. Rafael con la oración titulada “Seamos egoístas en el sufrir generosos en la alegría”.
Continuamos con la lectura de la carta del 27 de noviembre de 1935, que comenzamos la semana pasada, y que iba dirigida a su tía María. El Hno. Rafael le habla a su tía de la oración, pero que preferiría hacerlo en directo. También le dice que su oración es totalmente descontrolada, y no sabe ni como puede perseverar con estas distracciones del mundo. Quiere ser santo, “pica muy alto”, pero no sabe como lograrlo, aunque puede ser ayudando a sus familiares a que tengan actos de amor a Dios.
Continuamos leyendo la carta en la segunda parte del programa. Le habla a su tía de la renuncia que tiene que soportar, porque conocer lo que cuestan las renuncias no las hace más suaves, pero está contento de poder ofrecer algo a Dios de sus sufrimientos.
Contesta a su tía sobre cómo va a vivir la venida de Jesús la próxima Navidad. Esperará con fe, pero va a preparar un plan de vida para que la espera sea con mucha paz. También le relata la experiencia que ha tenido en un viaje hecho a Covadonga, donde ha esta rezando por todos, pero especialmente por ella, su tía María.