Mar de bonanza

Solo Dios: el hermano Rafael 09/11/20

Seguimos con el comentario a la meditación “el mar de bonanza”. Es una bonita comparativa entre el mar y el silencio. El silencio debe ser, para monjes y todos los demás, el elemento en que se tomen las grandes decisiones. En el alma silenciosa es donde navegan los pensamientos de Dios, y cuanto más silencio, mayor es la paz para escuchar a Dios. En la segunda parte del programa vamos a contemplar la meditación del 1 de agosto de 1936 y que lleva por título “Qué grande es la misericordia de Dios”. Compara, el Hno. Rafael, la grandeza infinita de la misericordia de Dios, que se esconde en la insignificancia de un sagrario, frente a la nada de los hombres. ¡Cómo se ensancha el corazón cuando contemplamos esa misericordia divina! Al terminar hoy el programa rezamos con la oración titulada “Es tan dulce pensar en María”

Solo Dios: el hermano Rafael 02/11/20

Seguimos leyendo y meditando “Las meditaciones de un trapense”. Hoy leeremos la correspondiente al 29 de julio de 1936, titulada “No sabe segar”. Habla el Hno. Rafael del azul de cielo, mientras descansa de la siega, se parece al azul del manto de la Virgen. Se persigna y vuelve a la siega, pero sigue pensando en el manto de la Virgen, y en que no sabe segar, pues las labores del campo nunca fueron su fuerte. Pero la labor del trapense no es segar, es alabar a Dios en todo lo que haga. En la segunda parte del programa vamos a tratar la meditación de 30 de julio de 1936, titulada “el mar de bonanza”. La vida del trapense es vida de silencio, esa vida se puede comparar al mar tranquilo, pero a veces, como en el mar, se alborotan las aguas, se pierde el silencio y el alma se alborota perdiendo la paz. Que la Virgen nos proteja en nuestros silencios, como protege a los marineros. Terminamos el programa con la oración del Hno. Rafael titulada “No me dejes, Madre mía”.

Solo Dios: el hermano Rafael 09/11/20

Seguimos con el comentario a la meditación “el mar de bonanza”. Es una bonita comparativa entre el mar y el silencio. El silencio debe ser, para monjes y todos los demás, el elemento en que se tomen las grandes decisiones. En el alma silenciosa es donde navegan los pensamientos de Dios, y cuanto más silencio, mayor es la paz para escuchar a Dios. En la segunda parte del programa vamos a contemplar la meditación del 1 de agosto de 1936 y que lleva por título “Qué grande es la misericordia de Dios”. Compara, el Hno. Rafael, la grandeza infinita de la misericordia de Dios, que se esconde en la insignificancia de un sagrario, frente a la nada de los hombres. ¡Cómo se ensancha el corazón cuando contemplamos esa misericordia divina! Al terminar hoy el programa rezamos con la oración titulada “Es tan dulce pensar en María”

Solo Dios: el hermano Rafael 02/11/20

Seguimos leyendo y meditando “Las meditaciones de un trapense”. Hoy leeremos la correspondiente al 29 de julio de 1936, titulada “No sabe segar”. Habla el Hno. Rafael del azul de cielo, mientras descansa de la siega, se parece al azul del manto de la Virgen. Se persigna y vuelve a la siega, pero sigue pensando en el manto de la Virgen, y en que no sabe segar, pues las labores del campo nunca fueron su fuerte. Pero la labor del trapense no es segar, es alabar a Dios en todo lo que haga. En la segunda parte del programa vamos a tratar la meditación de 30 de julio de 1936, titulada “el mar de bonanza”. La vida del trapense es vida de silencio, esa vida se puede comparar al mar tranquilo, pero a veces, como en el mar, se alborotan las aguas, se pierde el silencio y el alma se alborota perdiendo la paz. Que la Virgen nos proteja en nuestros silencios, como protege a los marineros. Terminamos el programa con la oración del Hno. Rafael titulada “No me dejes, Madre mía”.