Seguimos con el comentario a la meditación “el mar de bonanza”. Es una bonita comparativa entre el mar y el silencio. El silencio debe ser, para monjes y todos los demás, el elemento en que se tomen las grandes decisiones. En el alma silenciosa es donde navegan los pensamientos de Dios, y cuanto más silencio, mayor es la paz para escuchar a Dios.
En la segunda parte del programa vamos a contemplar la meditación del 1 de agosto de 1936 y que lleva por título “Qué grande es la misericordia de Dios”. Compara, el Hno. Rafael, la grandeza infinita de la misericordia de Dios, que se esconde en la insignificancia de un sagrario, frente a la nada de los hombres. ¡Cómo se ensancha el corazón cuando contemplamos esa misericordia divina!
Al terminar hoy el programa rezamos con la oración titulada “Es tan dulce pensar en María”