En el programa anterior se acabó de leer las meditaciones que San Francisco Sales compuso para afianzar el deseo de seguir una vida devota.
Seguidamente a estas meditaciones nos aconseja realizar una confesión general con humidad y con confianza en la misericordia de Dios.
Insiste, después, en cómo nos afecta el pecado venial. Somos humanos y es fácil cometer pecados veniales, lo importante es levantarse enseguida después de caer en ellos, lo verdaderamente es acostumbrarnos y vivir con ellos, lo que dice San Francisco de Sales: tener afecto o apego al pecado venial, en este caso no puede realizarse la unión con Dios, sería vivir la vida cristiana de forma mediocre.
Mediocridad
El Evangelio de hoy trata el prblema del bien y el mal en el mundo. El dueño de la mies, el sembrador nos pide siempre paciencia porque los límites entre lo justo y lo injusto no está claro del todo. No seamos mediocres, nos pide Jesús en la última parábola
"Sed perfectos como el Padre de los cielos es perfecto", nos dice Jesús. Sed perfectos como el Padre, que amó tanto al mundo que entregó a su Hijo para salvarlo. Entonces, ¿cómo puedo seguir viviendo en la mediocridad y la rutina?
Tengamos hambre y sed de Justicia, como también nos dice Cristo, hambre para acercarnos a las altas cumbres de la santidad.
En el programa anterior se acabó de leer las meditaciones que San Francisco Sales compuso para afianzar el deseo de seguir una vida devota.
Seguidamente a estas meditaciones nos aconseja realizar una confesión general con humidad y con confianza en la misericordia de Dios.
Insiste, después, en cómo nos afecta el pecado venial. Somos humanos y es fácil cometer pecados veniales, lo importante es levantarse enseguida después de caer en ellos, lo verdaderamente es acostumbrarnos y vivir con ellos, lo que dice San Francisco de Sales: tener afecto o apego al pecado venial, en este caso no puede realizarse la unión con Dios, sería vivir la vida cristiana de forma mediocre.
El Evangelio de hoy trata el prblema del bien y el mal en el mundo. El dueño de la mies, el sembrador nos pide siempre paciencia porque los límites entre lo justo y lo injusto no está claro del todo. No seamos mediocres, nos pide Jesús en la última parábola
"Sed perfectos como el Padre de los cielos es perfecto", nos dice Jesús. Sed perfectos como el Padre, que amó tanto al mundo que entregó a su Hijo para salvarlo. Entonces, ¿cómo puedo seguir viviendo en la mediocridad y la rutina?
Tengamos hambre y sed de Justicia, como también nos dice Cristo, hambre para acercarnos a las altas cumbres de la santidad.