Vamos a comenzar la lectura de la carta de 8 de mayo de 1937, que va dirigida a su tía María, como respuesta a las dos que le ha enviado su tía. Al principio de la misiva ya dice que su único motivo, para escribir, es intentar dar gloria a Dios. Rafael es inmensamente feliz y no puede estar triste porque nada le puede apartar de Dios en el momento que renuncia al mundo y, sobre todo, a si mismo. ¡Sólo Dios!
El hermano Tescelino, que está destinado cerca de Oviedo, ha estado en casa, y con él hemos hablado mucho Dios, dice Rafael, es algo muy hermoso, porque Dios es muy bueno. También nos habla de una serie de cosas, de las devociones diarias en este mes de mayo, sobre todo de las “flores a María”, de la importancia de los confesores y del silencio para la vida espiritual.
Terminamos con la clásica oración del hermano Rafael de cada programa, en esta ocasión con la titulada “Señor, Tu voluntad es mi alegría”.