En este tiempo litúrgico no estamos dando vueltas sin más, sin saber cuál es nuestra meta, porque sabemos que la meta de Pascua es la festividad de Pentecostes, festividad que data de los tiempos de la salida de Egipto del pueblo judio, cuando Moises bajo del monte Sinai con las Tablas de la Ley, y el regalo de los diez mandamientos por parte de Dios. El Señor quiso que coincidiesen la entrega de los Diez mandamientos con la venida del Gran Regalo, el Espíritu Santo.