DESPUÉS DE LA DEPORTACIÓN:
Terminamos en este programa el segundo libro de los Reyes. Judá queda convertida en una provincia del imperio babilónico con un gobernador nombrado por Babilonia de entre la nobleza local: Godolías. La administración fue trasladada de Jerusalén a Mispá, dado el estado caótico en que había quedado la capital. Godolías dio muestras de ser una persona práctica que aceptaba la situación, pero fue asesinado por Ismael, un judío rebelde a Babilonia. El pueblo se vio obligado a huir a Egipto por miedo a las represalias que pudiera tomar Babilonia. En Babilonia, el rey Yoyaquín es indultado por el nuevo rey caldeo Evil-Merodac, pero aun así permanecerá en Babilonia hasta el final de sus días.
REINADO DE SEDECÍAS. DEPORTACIÓN A BABILONIA:
Sedecías acaba rebelándose contra Nabucodonosor, rey de Babilonia. Las consecuencias serán catastróficas para el rey y para el resto de los habitantes de Jerusalén. Nabucodonosor vuelve a asediar Jerusalén por segunda vez, captura al rey y lo lleva a Babilonia donde degüellan a sus hijos delante de él y le torturan sacándole los ojos. Jerusalén es devastada y tiene lugar la segunda deportación a Babilonia.
JOSÍAS CELEBRA LA PASCUA. REINADOS DE JOACAZ, YOYAQUIM Y YOYAQUÍN:
Una vez renovada la Alianza, el rey Josías celebra la Pascua en Jerusalén junto con todo el pueblo. Josías muere en manos del faraón Necó y el pueblo proclama rey a su hijo Joacaz. Pero el faraón Necó lo hace prisionero para que no reine en Jerusalén y nombra rey a Eliaquim, hijo de Josías, a quien cambia el nombre por Yoyaquim. Por otra parte, el poder de Babilonia se extiende por todo Oriente y Yoyaquim acaba reinando como siervo de Babilonia, contra quien termina rebelándose. En su lugar reinó su hijo Yoyaquín, quien a los tres meses de reinado fue llevado prisionero a Babilonia. Nabucodonosor nombra entonces rey a Matatías, tío de Yoyaquín, cambiándole el nombre por Sedecías.
JOSÍAS RENUEVA LA ALIANZA:
La primera preocupación de Josías es reparar el Templo de Jerusalén, por lo que pide al escriba Safán que se encargue de ello. El sumo sacerdote Jilquías acababa de encontrar en el Templo el Libro de la Ley y el escriba Safán se lo lleva a Josías. Cuando el rey conoce los capítulos sobre las sanciones divinas manda consultar a la profetisa Juldá quien confirma dichas profecías. Entonces el rey ordena que la divina Palabra sea leída a todo el pueblo y comienza una reforma religiosa. Josías y el pueblo renuevan la Alianza poniendo como su fundamento el Libro que contiene los decretos y normas del Señor.
REINADOS DE MANASÉS, AMÓN Y JOSÍAS:
Tras la muerte de Ezequías, comienza a reinar su hijo Manasés. Manasés permaneció en el trono de Judá durante cincuenta y cinco años como vasallo de Asiria. Desde el punto de vista religioso, Manasés fue totalmente contrario a la reforma religiosa que había emprendido su padre Ezequías y su reinado fue un verdadero desastre. Tras su muerte, subió al trono su hijo Amón, que siguió la misma línea que su padre, pero su reinado duró solo dos años porque fue asesinado por sus siervos. A Ezequías le sucede en el trono su hijo Josías, quien comenzará una verdadera reforma religiosa.
Fin del reinado de Ezequías
FIN DEL REINADO DE EZEQUÍAS:
El rey Ezequías enferma de muerte y suplica al Señor que le sane pues todavía no tenía descendencia. Dios escucha su oración y le promete no solo su curación sino también la salvación de él y de la ciudad de Jerusalén de manos del rey de Asiria. Isaías ordena traer una torta de higos, aplicarla sobre la úlcera del rey y éste quedó sano. Como señal de que estaba curado el Señor hizo volver la sombra hacia atrás diez grados. Por otra parte, el rey de Babilonia envía emisarios a Ezequías con el fin de hacer Alianza con él frente a Asiria. Ezequías intenta impresionarles con sus riquezas, las mismas que más adelante se llevarán a Babilonia.
ORÁCULO DE ISAÍAS Y MUERTE DEL REY ASIRIO:
Cuando el rey Ezequías escucha el mensaje de Senaquerib, rey de Asiría, instando a los habitantes a que se entreguen a él para no destruir la ciudad, Ezequías hace penitencia, recurre a Dios y envía al mayordomo, al escriba y a los sacerdotes ancianos ante Isaías, pidiendo su intercesión. Isaías le responde que el Señor hará volver a Senaquerib a su país y así sucede. Pero Senaquerib no desiste en sus planes de atacar Jerusalén e Isaías proclama un segundo oráculo en el que confirma que el Señor no permitirá que Senaquerib entre en Jerusalén y la destruya. Finalmente, Senaquerib muere en Nínive mientras adoraba a Nisroc, su dios.
REINADO DE EZEQUÍAS Y AMENAZA DE ASIRIA:
Ezequías, rey de Judá, se nos presenta como un rey que hizo lo recto a los ojos del Señor en todo, tal como lo había hecho su padre David. Además, el rey Ezequías destruyó los lugares de culto diseminados por Judea y la serpiente de bronce que se adoraba como si fuera un ídolo. En el año decimocuarto de su reinado, Senaquerib, rey de Asiría, tomó todas las ciudades fortificadas de Judá e impuso a Ezequías un enorme tributo. Senaquerib envió emisarios a Jerusalén que instaron al pueblo a entregarse a él para no ser destruidos.
CAÍDA DE SAMARÍA:
Oseas, rey de Israel, se somete a Asiria. Pero al morir Teglatpalasar III y ocupar el trono de Asiria un nuevo rey, Salmanasar V (727-722 a.C.), Oseas ve posibilidades de liberarse del yugo asirio recurriendo a la ayuda de Egipto. El doble juego de la política de Oseas provoca la conquista de Samaría, la deportación de parte de sus habitantes y la desaparición del reino del Norte para siempre.
SALUM, MENAJEM, PECAJÍAS, PECAJ Y OSEAS EN ISRAEL. JOTAM Y AJAZ EN JUDÁ:
A partir de la desaparición de la dinastía de Jehú, en el reino de Israel se suceden los cambios de reyes con rapidez y de forma violenta hasta llegar al trágico desenlace de la invasión asiria en el año 722. Judá entretanto goza de bastante estabilidad política con Jotam y con Ajaz. La política de estos reyes de Judá —aunque con excepciones— es distinta de la que siguieron los reyes del Norte. Éstos, frente al poder asirio que ya se desplegaba por todo el oriente, hacen una alianza con Siria y tratan de resistir. La consecuencia fue primero la caída de Damasco y después la de Samaría. En cambio, el rey de Judá, Ajaz, se somete a Asiria, aunque por ello tenga que sufrir el ataque de Israel y Siria aliados entre sí. El resultado fue que Jerusalén se salvó.
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