Seguimos, en este tiempo de Pascua, con el comentario a la carta leída en el programa anterior, de fecha 27 de diciembre de 1935. Cabe destacar, en este programa, y muy especialmente, la necesidad que las almas religiosas sienten unas de otras para poder seguir el camino de la santidad, para, a continuación hablar de la importancia del silencio, y de que, aunque se viva fuera de un convento o monasterio, se vive y se goza amando a Dios, porque amar a Dios no es exclusivo de las almas contemplativas. En ese aspecto es muy importante tener en cuenta que cuando celebramos en la iglesia alguna cosa no es por hacer fiesta, es por un motivo muy especial, en Navidad nace Dios, y en Semana Santa muere y resucita.
Por otro lado, vemos al Hno. Rafael sintiéndose un privilegiado por haber recibido un corazón capaz de amar a Dios a pesar de tantas miserias como tiene.
La oración final del Hno. Rafael tiene por título “Amar la Cruz”