Leeremos la carta de fecha 29 de septiembre 1934 y dirigida al Sr. Marino del Hierro, en la que da respuesta a la última de este. Se centra, el Hno. Rafael, en las ayudas de Dios para seguir nuestro camino. Al principio nos lo va marcando claramente, pero según se va progresando parece como que el Señor se oculta, pero no por esto nos debemos desanimar, es que va probando nuestros progresos. Más merito tiene trabajar cuando tenemos desolación y desánimo. Algo parecido nos ocurre con la oración, que no siempre está llena de consuelos.
En la segunda parte vemos como el Hno. Rafael abre su corazón a D. Marino del Hierro y le va indicando una serie de cosas fundamentales como es, para él, la comunión diaria y no sólo los domingos. Otras cosas a destacar de la carta son el tema de la “Noche oscura”, el de la Lectura espiritual con la Palabra de Dios, y, sobre todo, el tener muchos instantes de la vida dedicados a la Madre de Dios.
Por último el Hno. Rafael le habla a su amigo Marino de la confianza en Dios, pero también de la necesidad de las oraciones y apoyos de los hermanos, porque la fe se ha de vivir unidos a los hermanos.
Terminamos con la oración del Hno. Rafael “Señor, tómame a mí, y date Tú al mundo entero”