Hoy terminaremos el comentario a la meditación de 4 de enero de 1937 titulada “Solo Dios y yo”. Pasan los días y el alma comprende que nada la puede llenar y está ansiosa por encontrarse en el Cielo, contemplando a Dios. Todo le cansa al Hno. Rafel, busca en los otros hombres la felicidad, quizás dentro de la comunidad de los hermanos trapenses, pero Sólo Dios la puede dar.
Continuamos, en la segunda parte del programa con el cuaderno de “las meditaciones de un trapense”, ahora con la de fecha 6 de enero de 1937 y titulada “Adoración de los Reyes”. Han pasado veinte siglos, pero la gente sigue preguntando
‘¿habéis visto al que ansía mi alma?’ Ahora como entonces hay gentes que buscan a Dios, pero no se atreven a mirar a la estrella que es la fe.
Recordaba mis días infantiles, los regalos, el turrón,... No me entristecen estos recuerdos porque espero un regalo muy superior a todos, el mismo Dios.
Como último detalle para hoy vemos como los poderosos del mundo se inclinan y adoran a un niño, y le traen regalos. Humildad, que poco se practica en este tiempo, festejamos el nacimiento, pero no nos inclinamos ante Él.